Mi vecino Totoro
(Japón, 1988)
Dirección: Hayao Miyazaki
Duración: 86’
Película: Apta para todo público.
Esta es una película infantil. Pero no porque esté realizada para la infancia con criterio de inocencia, sino porque está narrada desde la infancia. Dos niñas de diez y cinco años se mudan al campo porque su mamá está internada debido a una enfermedad que no se nombra. Viven con papá, que trabaja en la ciudad, y pasan mucho tiempo solas. Y tienen angustias y tristezas, pero cada vez que eso ocurre, aparece un monstruo amable y querible, un peluche inmenso, Totoro, que es también personificación de toda la cultura ‒y la religión‒ del Japón. Con aires de Alicia en el País de las Maravillas (Hayao Miyazaki es un maestro en establecer un puente entre la cultura occidental y la de su país), este largometraje defiende a ultranza la imaginación y la fantasía no solo como refugio de la realidad, sino, al decir de J. R. R. Tolkien, como provisión de evasión (de los pesares del mundo), consuelo (de los dolores) y esperanza (porque algo mejor siempre existe). Obra maestra absoluta que se ha transformado, por su belleza, humor, dulzura y enorme precisión técnica, en un film de culto. Puede venir, por supuesto, sin chicos: vale la pena.
Sábados de julio, a las 16.
Auditorio Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes (Av. Figueroa Alcorta 2280)
Entrada gratuita