Comentario sobre La hija de los danzantes
[Alvarez Bravo, Manuel] Es quizá el nombre por excelencia de la fotografía latinoamericana del siglo XX. Su larga trayectoria comienza con una muestra en 1934, junto a Henri Cartier Bresson, y continúa su éxito hasta convertirse en maestro y ejemplo de varias generaciones. Fue el primer latinoamericano en ingresar a la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).
Ha realizado retrospectivas en París, 1986; en Lausanne, Suiza, 1992 y últimamente en el MOMA revalidando su modernidad y talento.
En enero del 2002 cumplió 100 de vida con todos los honores oficiales y el presidente de México, de visita en Buenos Aires, inauguró una muestra de sus obras en el MNBA.
Su deceso fue profundamente lamentado aunque su obra vivirá eternamente.
por Sara Facio