Comentario sobre Gaucho
Francisco Ayerza fue uno de los fundadores de la primera entidad dedicada a la fotografía amateur en el país, la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, creada en 1889. Durante décadas, la sociedad gestionó un repertorio de centenares de imágenes producidas por sus socios y, bajo el rótulo de “S.F.A. de Afic.”, las editó en álbumes y las difundió en periódicos ilustrados, almanaques y postales. La entidad participó además de exposiciones nacionales e internacionales y realizó concursos anuales.
Una serie producida por Ayerza fue la excepción a esta divulgación pública hecha bajo el nombre grupal. A mediados de la década de 1890 el aficionado realizó estas fotografías con las cuales se proyectó ilustrar una edición de lujo de
El gaucho Martín Fierro, de José Hernández. Las imágenes se realizaron en la estancia San Juan perteneciente al otro socio fundador de la sociedad, Leonardo Pereyra, y para su composición Ayerza contó con la colaboración de los peones del campo. Unas copias de estas fotografías fueron montadas en álbumes y llevan la firma de Pacovich –seudónimo de Ayerza- y unos epígrafes manuscritos con fragmentos del poema de Hernández que, cabe suponer, fueron también escritos por él. La edición parisina de lujo no llegó a realizarse pero, en cambio, muchas de las imágenes se reprodujeron en publicaciones periódicas contemporáneas.
Se evidencian en estas fotografías distintos grados de intervención o guionaje de las escenas, que van desde una línea descriptivo-documental, en las que el fotógrafo parece haberse limitado a registrar escenas de trabajo en un plano general amplio, a otra más narrativa. Así, una buena cantidad de imágenes representan las tareas y actividades del campo mientras otras teatralizan episodios vinculados al poema. En estas últimas destaca la libertad en la selección temática respecto de los sucesos más relevantes de la historia de Fierro: muchas fotografías hacen foco sobre una relación amorosa que en la obra literaria apenas se menciona y, en cambio, ninguna foto representa la bravura del gaucho matrero, sus peleas con la ley y los indios, ni ninguno de los sucesos dramáticos de su vida.
La propuesta se inscribía temáticamente en una serie más amplia de ilustraciones del relato de
El gaucho Martín Fierrorealizadas con otros medios gráficos (las ilustraciones anónimas de la edición de 1874 y sucesivas, las diez ilustraciones de Carlos Clérice a
La vuelta de Martín Fierroen 1879 y las de la reedición de la primera parte en 1883) y por supuesto de otros relatos de ficción, como las ilustraciones de Carlos Clérice para el
Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez, publicado como folletín en
La Patria Argentina entre 1878 y 1880. Por otro lado, algunas de estas fotografías de Ayerza no se distinguen en lo esencial de otras de fotógrafos comerciales que contemporáneamente registraron escenas de vida y trabajo en el campo. Por ello, corresponde destacar el hecho de que Ayerza trabajara sobre el gaucho literario antes que (o además de) sobre el “real” tal como lo hacían los fotógrafos profesionales desde la década de 1860. Si los habitantes y los trabajos del campo registrados por ellos colaboraban en la conformación de una imagen prototípica del hombre de campo argentino, la tarea de Ayerza se reunía ya con otro nivel de producción simbólica: las imágenes del
amateurposicionarían al gaucho, poema mediante, como un doble referente cultural para la tradición argentina.
por Verónica Tell
Bibliografía
Gonzalez Lanuza, Eduardo, Escenas del campo argentino. 1885-1900. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, 1968.
Ribera, Adolfo Luis, Francisco Ayerza (1860-1901). Fotografías, Catálogo de exposición, Buenos Aires, Jockey Club Argentino/Academia Nacional de Bellas Artes, 1987.
Priamo, Luis, “Los gauchos de Ayerza”, en Memoria del 2º Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, Comité Ejecutivo Permanente, pp. 55-60.
Tell, Verónica, “Gentlemen, gauchos y modernización. Una lectura del proyecto de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados”, en CAIANA, Nro 3, 2013.