Comentario sobre Sin título
Las obras de Graciela Hasper se caracterizan por la presentación de composiciones elaboradas a partir de la reiteración de una misma forma geométrica simple o de líneas curvilíneas de diversos colores. Estas pueden articularse formando una malla o distribuirse sobre un fondo de manera aislada.
En el trabajo que aquí se muestra (sin título, 1996) Hasper partió de la figura del cuadrado. Sobre un uniforme plano negro la misma se multiplica con igual tamaño entre la parte central y lateral izquierda de la tela y bajo tonalidades relativas a los colores primarios a los que se suma el blanco. Esta yuxtaposición de tintes genera vibraciones lumínicas variables que impiden estabilizar la mirada. Ello se intensifica con el ritmo zigzagueante que produce la distribución espacial de los cuadrados.
En la medida en que exhibe una resolución visual semejante, se la puede vincular con los movimientos de la vanguardia abstracta geométrica de comienzos y mediados de siglo XX. Pero en Hasper no hay un eje programático que guie la producción. Se trata del gusto por pintar, del juego plástico y del placer por crear diversas configuraciones formales.
La formación de Hasper, como la de muchos artistas emergentes a comienzos de los años noventa, no proviene de su paso por escuelas de artes. A fines de la década del ochenta asistió a talleres privados –entre ellos al de Juan Doffo y al de Diana Aisenberg–, y tomó cursos de historia del arte con diversos académicos. Entre 1991 y 1993 fue alumna de la Beca Kuitca, momento en que su obra se alejó definitivamente de la figuración para dar lugar a la abstracción geométrica.
Por entonces fueron muchos los artistas que adoptaron esta modalidad expresiva y que consecuentemente la erigieron como una de las características sobresalientes del arte argentino de la década del noventa.
Entre algunas de las exhibiciones colectivas organizadas a partir de dicha afinidad plástica, e integradas por Hasper, se destacan
Nadar sobre la superficie (Espacio Giesso, Buenos Aires, 1991),
Crimen & Ornamento (Galería del Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires, 1994) y
The Rational Twist (Apex Art, New York, 1995).
La obra de Hasper no se circunscribe a lo pictórico. La artista también ha producido fotografías, instalaciones, videos y proyectos en el espacio urbano. Uno de estos últimos, titulado
Nudo de autopista (Buenos Aires, 2013), consistió en la coloración de las cien columnas que sostienen las autopistas que pasan por encima del cruce de las avenidas 9 de Julio y San Juan.
Hasper también actuó como curadora, editora y coordinadora de emprendimientos relativos al desarrollo del arte contemporáneo. En 2003 llevó a cabo el ciclo
Proyecto Sala 2. Aspectos desconocidos de artistas conocidos en el Centro Cultural Borges, donde mostró obras y/o artistas de escasa difusión. Al año siguiente organizó en el Centro Cultural Rojas una mesa redonda sobre Liliana Maresca, una de las artistas claves de la escena porteña de los años ochenta y comienzos de los noventa. Esta actividad se continuó en el 2006 a través de
Frenesi, el primer libro dedicado a dicha figura.
Aquel mismo año, Hasper fundó junto con Roberto Jacoby, Melina Berkenwald, Marcelo Grosman y Aisenberg la residencia para artistas RIAA (Residencia Internacional de Artistas en Argentina), evento que una vez al año reunía creadores provenientes de diversos lugares del mundo.
Entre las diversas distinciones que la artista recibió a lo largo de su trayectoria pueden mencionarse la Beca Fulbright-Fondo Nacional (2001-2002), el Premio Germaine Derbecque de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (2004) y la Beca Bellagio Center Residency del Program Italy de la Rockefeller Foundation.
por Natalia Pineau
Bibliografía
2007 BURUCUA, Emilio, María Amalia García y Victoria Noorthoorn, Hasper, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, reprod. color, p. 34.