Comentario sobre Capataz y peón rebelde
Una de las pinturas de mayor formato realizadas por Boneo, en su etapa tardía, que señala el interés del artista en transitar los diversos géneros pictóricos, en este caso la pintura de costumbrismo rural, derivada de la literatura criollista. En este sentido Boneo propone una narración sostenida en la difundida idea del “gaucho vago”, expresión de un discurso moral constante en el siglo XIX.
La composición está centrada en la figura del capataz, montado a caballo, que ordena a un peón que se sume a las tareas rurales que se observan en el fondo. El peón rebelde permanece recostado con indolencia en un poste, ocupado con su mate y con el fuego para las tiras de asado, colgadas del mismo poste.
La factura es de notable rigidez, sin lograr unidad entre los grupos de animales y las figuras. La suma de detalles costumbristas es el mayor atractivo de la pintura, junto a su fuerza cromática. Una pintura carente de sutilezas pero que logra trasmitir la percepción letrada del mundo rural, sumado el conflictivo laboral ausente en el género. Desde este punto se relaciona con
Agencia de colocaciones (inv. 2504), cuyo asunto es la situación laboral de los inmigrantes.
El peón rebelde recuerda en su pose a los “gauchitos” realizados por Juan Manuel Blanes y su hijo Juan Luis. Es uno de los últimos ejemplos de este costumbrismo anclado en el siglo XIX, que Boneo tampoco había practicado con continuidad, aunque logrado una de sus mejores obras en este asunto con la conservada en el Museo Pampeano de Chascomús. El género había alcanzado su máximo despliegue con la producción de Ángel Della Valle, activo hasta su muerte en 1903, y el mencionado Juan Manuel Blanes, fallecido en Italia en 1901, año de la realización de
Capataz y peón rebelde por Boneo.
por Roberto Amigo