Comentario sobre Retrato de Miguel Ángel
Miguel Ángel Buonarroti (
Michelangelo) vivió entre 1475 y 1564. Muchos artistas dejaron testimonio de su rostro en retratos que lo muestran en distintas etapas de su vida en pinturas, dibujos, grabados y también en escultura. Incluso se conocían relatos que describían físicamente a Miguel Ángel como el de Ascanio Condivi da La Ripa (1553).
Daniele da Volterra, su amigo y discípulo, estuvo presente en el lecho de muerte y fue quien hizo su retrato en bronce a partir de la máscara mortuoria. Otros retratos esculpidos fueron el de Giambologna (1564-66) basado en dicha máscara, y, el de Giulano Finelli (1639). Del siglo XIX es
Michelangelo Buonarroti (1842), de cuerpo entero, obra de Emilio Santarelli, que forma parte del panteón de notables del pórtico oriental de la
loggia florentina, de los llamados “Toscanos Ilustres”.[1]
En algunas representaciones se lo observa vestido con una capa con amplio cuello de piel, como era tradicional en el atuendo masculino en el siglo XVI. En el retrato de Pietro Calvi (1833-1884) observamos ese mismo abrigo, que el protagonista lleva sobre una camisa de tela liviana abotonada.
Calvi de origen milanés, participó de conjuntos escultóricos en su ciudad natal, entre los más relevantes se encuentran los de la catedral y los de la Galería Vittorio Emanuele II.
Formado en la Academia de Bellas Artes de Brera, se interesó también por retratos de personajes provenientes del mundo de la literatura y de la ópera. Una característica de su producción fue la combinación de mármol y bronce. Sin embargo, usó también el mármol como materia prima única en muchas de sus piezas como es el caso de la del MNBA, el retrato de Miguel Ángel Buonarroti.
Adriana Van Deurs y Marcelo Renard afirman que la fuente de inspiración de Calvi fue el conocido retrato realizado por Giambologna.[2] El personaje no mira de frente al observador sino que gira su cabeza hacia la izquierda con su mirada dirigida hacia abajo. El rostro muestra su barba y bigote y cabello crespo. Sus ojos con la pupila perforada, un recurso que permite lograr una mayor profundidad en la mirada. La pieza de mármol fue donada por las herederas de José Prudencio de Guerrico, Mercedes de Guerrico y María Salomé de Guerrico de Lamarca, junto a otras esculturas de las escuelas francesa e italiana. La donación de Mercedes de Guerrico y María Salomé permitió el ingreso al museo más de 600 piezas entre cuadros, esculturas, muebles y objetos. Dada su importancia la donación Guerrico “constituyó por mucho tiempo la expresión más selecta del refinamiento de Buenos Aires”.[3]
José Prudencio (1837-1902) estudió en Inglaterra, trabajó en España y París pero también viajó por otros países. Formó su colección a través de compras en distintas ciudades, y, aunque regresó a Buenos Aires en 1891, luego siguió viajando.
Escribe Lucrecia Oliveira Cézar que es complejo saber a qué colección -la de José o de su padre Manuel (1800-1876)-, pertenecen algunas obras, ya que viajaban juntos con frecuencia y las adquisiciones algunas veces eran conjuntas. Dicha mezcla no permite saber cuál de los Guerrico era el dueño de cada pieza, porque al morir Manuel, las colecciones se unieron.[4]
Marcelo Pacheco hace referencia a que las figuras de Miguel Ángel y de Dante Alighieri eran comunes de ver en las colecciones burguesas europeas “como señal de una cultura letrada elevada”. [5]
Desconocemos en qué ciudad compró Guerrico esta pieza escultórica. No sería extraño que la comprase en Londres o París, y no en Italia ya que Calvi era un escultor cuya obra formaba parte de colecciones inglesas y francesas, pero también había participado en exposiciones de la “Royal Academy of Arts” entre 1872 y 1883 [6], lo que haría posible que esta escultura estuviese en exhibición.
por Patricia V. Corsani
[1] Iacopozzi, Stefania. Statues for the Uffizi: “The tuscan pantheon”. Firenze, Alinea Editrice, 2000, p. 23. El escultor trabajó en esta figura entre 1836 y 1840, aunque la inauguración se llevó a cabo dos años después.
[2] Van Deurs, Adriana y Marcelo Renard. La escultura italiana del Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, 2001, p. 43.
[3] “La donación Guerrico”. La Fronda, 20 de abril de 1938. Legajo donación Herederos Guerrico, área de Documentación, MNBA.
[4] Oliveira Cézar, Lucrecia de. Los Guerrico. Buenos Aires, Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, 1988, p. 59.
[5] Pacheco, Marcelo. Coleccionismo artístico en Buenos Aires. Del Virreinato al Centenario, Buenos Aires, Edición del Autor, 2011, p. 156.
[6] Mapping the Practice and Profession of Sculpture in Britain & Ireland 1851-1951. Consulta en:
http://sculpture.gla.ac.uk/view/event.php?id=ann_1247513385
Bibliografía
2013. RENARD, Marcelo. “Escultura italiana del siglo XIX y principios del XX en el Museo Nacional de Bellas Artes”. En: Memoria de la escultura 1895-1914. Colección MNBA. Buenos Aires, MNBA, p. 79-84.
2011. PACHECO, Marcelo. Coleccionismo artístico en Buenos Aires. Del Virreinato al Centenario, Buenos Aires, Edición del Autor.
2001. VAN DEURS, Adriana y Marcelo RENARD. La escultura italiana del Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.
2000. IACOPOZZI, Stefania. Statues for the Uffizi: “The tuscan pantheon”. Firenze, Alinea Editrice.
1999. BÉNÉZIT, Emmanuel. Dictionnaire critique et documentaire des peintres, sculpteurs, dessinateurs et graveurs de touts les temps et pays par un groupe d'écrivains spécialistes français et étrangers. Nouvelle Édition entièrement renouvelée sous la direction de Jacques Busee. V.3, Paris, Gründ.
1988. OLIVEIRA CÉZAR, Lucrecia de. Los Guerrico. Buenos Aires, Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades (Coleccionistas Argentinos).
1984. KOCH, Heinrich. Miguel Ángel. Prólogo de José Manuel Cruz Valdovinos. Barcelona, Salvat, p. 28-29 (Biblioteca Salvat de Grandes Biografías, 2).
1945. MIGUEL ÁNGEL. Revelaciones artísticas y autobiográficas. Sus poesías en el texto original y en español. Prólogo de Jorge Romero Brest. Introducción de Ascanio Condivi. Buenos Aires, Editorial Elevación.