Comentario sobre Paisaje
Hijo de inmigrantes irlandeses –una comunidad de fuerte presencia en la producción ovina de Buenos Aires– Henry Sheridan nació el 13 de septiembre de 1833 en la estancia paterna en Ranchos (1). En 1835, viajó a Inglaterra para educarse con sus hermanos, la madre falleció al llegar. En 1857 exhibió en la Royal Academy of Arts una pintura de paisaje suizo. El 20 de octubre del mismo año regresó a Buenos Aires. Aunque en el año 1858 exhibió su obra con buena recepción crítica, fue central la exposición del año siguiente con Léon Pallière de sesenta pinturas en un local de la calle San Martín, anexo al Hotel Roma. Lo habitual era que los artistas exhibieran apenas un par de pinturas, esta acción indica el papel modernizador de Sheridan en modificar las prácticas locales, incluso con el cobro de entrada a la muestra. Estos artistas realizaron obras en colaboración, congeniando dos escuelas pictóricas distintas bajo una misma mirada romántica.
Sheridan ejecutó buenas vistas de Buenos Aires y Montevideo pero su fuerza competitiva en el arte porteño era la pintura de paisajes europeos (2). En este sentido ocupó un nicho similar al de Manzoni con la pintura de costumbres a la manera flamenca. Además, fue señalado como un joven a lo Byron, atravesado por la melancolía, juicio potenciado por su temprana muerte. No todos los paisajes expuestos en Buenos Aires fueron realizados durante su estadía europea, sino que continuó con los mismos probablemente desde bocetos y apuntes de viajero tomados antes de retornar, aunque hay un estereotipo compositivo que permite suponer una factura de taller alejada de la naturaleza.
Los paisajes de Italia, Suiza y Escocia, con efectos del sol en el agua, se reiteran en los comentarios de época. No es factible afirmar que corresponda a la pintura del MNBA, pero el juicio de
La Tribuna sirve como ejemplo de la recepción contemporánea: “una laguna, mitad cubierta por la sombra de las ramas pendientes mientras el sol jugueteando con otra parte de las aguas las llena de chispas de oro, algunas bellas y poderosas vacas que entran para beber agua en la laguna y se quedan admirando su imagen reproducida en el cristal líquido; tal es el motivo de aquella pintura que tiene más de un punto de relación con el célebre cuadro de Claude Lorrain
La tarde, no diremos tanto en el juego de luz cuyos efectos son enteramente diferentes atendida la hora, pero en concepción y en disposición” (3).
por Roberto Amigo
1— Galazzi, 2009. La fecha de nacimiento de Sheridan se databa en 1830, 1834, hasta en 1838; la de su muerte en 1863. Este autor presenta nueva información biográfica. Su padre Peter Sheridan había llegado en 1817 y falleció en 1844. El regreso de Enrique a Buenos Aires se debió a pleitos sucesorios.
2— Se encontraban activos, entre otros, J. M. Blanes, R. Carlsen, B. Demaría, N. Desmadryl, A. Durand, E. Lahore, I. Manzoni, Murature, B. Marcel, L. Pallière, J. Pelvilain, P. Pueyrredón, B. F. Rawson, C. Uhl y B. Verazzi. Véase: Catalina E. Lago, Buenos Aires 1858. Panorama artístico de la ciudad a través de sus diarios. Buenos Aires, FFyL-UBA, Biblioteca de Historia del Arte, serie argentina 3, 1961.
3— [Miguel Cané?], La Tribuna, Buenos Aires, 9 de septiembre de 1858, p. 2. Citado en: Ribera, 1984, p. 285.
Bibliografía
1968. GESUALDO, Vicente, Enciclopedia del arte en América. Buenos Aires, Bibliográfica Omeba, t. 1, p. 52.
1984. RIBERA, Adolfo Luis, “La pintura” en: AA.VV., Historia general del arte en la Argentina, Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, vol. 3, p. 286, reprod. color p. 286.
2009. GALAZZI, Mariano, “Henry Sheridan and the beginnings of Argentine Art”, Irish Migration Studies in Latin America, vol. 7, nº 2, julio (edición electrónica), reprod. color.