Comentario sobre Portrait du père de l'artiste (Retrato del padre del artista)
Henri Rousseau es uno de los personajes más representativos e interesantes de la historia del arte moderno. Nació en Laval, Francia, en 1844. Se mudó de su hogar provinciano en el noroeste francés a París. Trabajó como empleado de aduana, ocupación que le reportó el apodo de
le Douanier (el aduanero) y estuvo íntimamente asociado con algunas de las figuras más destacadas dentro del canon del arte moderno. El Aduanero empezó a pintar después de los cuarenta años. Totalmente autodidacta, su ambición fue la de convertirse en pintor dentro de la tradición de la Academia Francesa. Sus composiciones, a menudo fantasiosas y
naïves, nunca obtuvieron apoyo comercial o críticas favorables por parte de la Academia.
A pesar del entusiasmo con el que Rousseau ha sido adoptado e incorporado en el canon del arte occidental, constituye un personaje difícil de asimilar porque emergió independientemente de sus contemporáneos y no perteneció a ninguna escuela o estilo. Sin embargo, su obra –que representa junglas, animales exóticos y fantasías de ensueño– logró, a comienzos del siglo XX, la aprobación de una generación más joven de artistas parisinos como Pablo Picasso, Constantin Brancusi y Vassily Kandinsky. Los surrealistas estuvieron particularmente fascinados con los trabajos de Rousseau. La vanguardia parisina fue cautivada a comienzos del siglo por el arte llamado “primitivo” o
naïf (1). El interés de los surrealistas por Rousseau es en cierto punto irónico: se sintieron atraídos por su realismo torpe, su chatura y sus extrañas composiciones que en gran parte eran atribuibles a su falta de formación.
Portrait du père de l’artiste representa al padre del artista suspendido en un cielo azul, emergiendo de un colchón de nubes blancas. Julien Rousseau, el sujeto del retrato, era comerciante de hojalata y ferretero en el pequeño pueblo de nacimiento del artista. No hay indicios en el retrato que señalen el oficio del modelo, pero se destaca la estima de Rousseau por su padre. El respeto y el amor hacia él se hacen evidentes por su elección de pintarlo de perfil; un tipo de retrato con una larga historia, a menudo asociado con la imagen de gobernantes y personas muy influyentes. Rousseau eleva aún más a su padre al ubicarlo frente a un cielo aparentemente infinito. La imagen no es única en la obra del artista.
Retrato de un hombre y
Retrato de una mujer, terminados alrededor de 1905, tienen un esquema similar de composición (2).
En la obra del MNBA,
le Douanier mantiene su gusto por las composiciones imaginativas, yuxtaponiendo un retrato tradicional contra un fondo de cielo con grandes nubes. Más conocido quizás por sus escenas de la selva y sus paisajes fantásticos, los retratos de Rousseau, especialmente los de su familia y los de sus amigos íntimos, forman una parte importante e interesante de su obra. Esta pintura se ubica entre las obras de la producción de Rousseau denominadas “retrato-paisaje”, forma que el artista decía haber inventado. Los retratos y escenas grupales tales como
Portrait du père de l’artiste son diminutos en tamaño y, a diferencia de las telas más grandes y fantásticas, ilustran la ingenuidad de Rousseau en el manejo de las figuras humanas que a menudo parecen voluminosas y torpes.
por Abigail Winograd
1— El interés europeo por los estilos no occidentales no fue solo un fenómeno del siglo XX. Aunque el foco de interés cambió con el paso de los años, no era infrecuente que los artistas europeos adoptaran estilos foráneos.
2— Ambos están en una colección privada de Nueva York. Véase: Henry Certigny, Le Douanier Rousseau en son temps, catalogue raisonné. Tokyo, Bunkazai Kenkyujyo, 1984; Dora Vallier, Tout l’oeuvre peint de Henri Rousseau. Paris, Flammarion, 1970.