Comentario sobre Bougie, Algérie (Le port) (El puerto de Bujía, Argelia)
A lo largo de su carrera Albert Marquet transformó los lugares que observaba en imágenes pictóricas claras y estáticas. Como en
Bougie, Algérie, las vistas que prefería invariablemente reflejaban masas de agua, firmemente compuestas como planos de colores tenues en los que los detalles están minimizados, al igual que en este caso, donde las figuras en primer plano, los mástiles de los barcos y embarcaciones distantes son sugeridos por variados y caligráficos trazos negros. La descripción del panorama y las construcciones, como aquí la costa montañosa y el puerto, fue moderada por su deseo de registrar la influencia de las estaciones y el cambio en las condiciones lumínicas. Las escenas de Marquet se caracterizan por la ausencia de cualquier elemento misterioso o dramático, una calma y una tranquilidad permanentes, que no fueron ni siquiera perturbadas por sus tempranos coqueteos con el fauvismo (1).
Cuando era un joven estudiante en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs, en 1890, y más tarde en la École des Beaux-Arts, en el taller de Gustave Moreau, Marquet comenzó la que sería una amistad duradera con Henri Matisse. En 1905, sus obras fueron expuestas junto a las de Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck en el Salón de Otoño, en el cual el libre uso de colores brillantes y las pinceladas amplias y rebeldes del pintor fueron comparados con los esfuerzos de las “fieras” (
fauves), como fuera bautizado colectivamente el grupo. Las brillantes telas que Marquet completó en Trouville y El Havre en 1906 representaron la culminación de su estilo fauvista, aunque su técnica y uso del color, aun en la cumbre de esta etapa, fueron más contenidos que los de sus colegas. El año 1909 marcó el comienzo del estilo ya propio de la madurez del artista. Fue un año en el cual empezó a mostrar una preocupación nueva por la claridad y la estructura de la composición, empleando un estilo austero y lineal, y aplicando suavemente tonos contenidos y límpidos. En esta época también empezó a viajar extensamente, y esos viajes facilitaron su clara preferencia por los paisajes con agua.
Bougie, Algérie fue pintado probablemente durante uno de los muchos viajes que Marquet emprendió al norte de África después de 1920, donde pasó sucesivamente muchos inviernos europeos, incluyendo dos meses en Bujía en 1925. Un trabajo que representa la misma escena en la colección del Metropolitan Museum of Art de Nueva York,
Port de Bougie, Algiers (The Port in Sunlight), de 1925, permite suponer la misma fecha para la obra del MNBA, aunque es sabido que el artista volvía a los mismos temas años después para registrar los cambios en el entorno. La obra de Nueva York está definida por un brillo que sugiere que es pleno día, con el sol que se refleja en el agua, las montañas con cimas cubiertas de nieve y las nubes, que proyectan fuertes sombras planas. En comparación, en
Bougie, Algérie Marquet pintó efectos más tenues de luz, que proyectan sombras más largas sobre el puerto, mientras que el cielo está cubierto y una bruma general prevalece en la escena. En sus memorias de la vida del artista, su esposa Marcelle recuerda la inspiración que este encontró en la ciudad mediterránea y sus condiciones climáticas: “Un puerto olvidado, a menudo vacío, pero en un panorama tan bello, Marquet solía decir ‘un paisaje para Poussin’ […]. Las tormentas violentas y el tiempo calmo se sucedían unos a otros instantáneamente” (2).
La influencia del impresionismo es visible en Marquet no solo en su manejo sensible de los efectos atmosféricos, sino también en el persistente, aunque tardío, japonismo que definió su tratamiento de la perspectiva (3). Los objetos truncados en primeros planos, el arreglo vertical del espacio para sugerir una recesión y las sutiles diagonales que dividen el plano de la pintura son representativas de las técnicas de composición japonesas, que tanto habían influido a sus predecesores del siglo XIX. La perspectiva abrupta y las sombras grisáceas que caracterizan a
Bougie, Algérie fueron el sello que distinguió toda la obra de Marquet.
por Kate Kangaslahti
1— Gilberto Martin-Mery y Michel Hoog (ed.), Albert Marquet, 1875-1947, cat. exp. Paris, Éditions des musées nationaux, 1975.
2— Marcelle Marquet, Marquet voyages. Lausanne, Librex, 1968, p. 163.
3— Laurent Le Bon y Didier Schulmann (ed.), Albert Marquet: du fauvisme à l’impressionnisme, cat. exp. Paris, Réunion des musées nationaux, 2003.
Bibliografía
1925. FELS, Florent, “Les expositions”, L’Art vivant, Paris, 15 de julio, reprod. p. 22. — “L’actualité artistique”, L’Art vivant, Paris, 1 de septiembre, reprod. p. 20.
1998. Point de Vue, Créteil, vol. 53, no 2612, p. 40-43.
2002. MARTIN, Jean-Claude y Guy Wildenstein, Marquet, l’Afrique du Nord, catalogue de l’oeuvre peint. Paris, Skira/Seuil/ Wildenstein, no I-569, reprod. p. 418.