Comentario sobre Julián Martínez (niño en pose)
El primer Witcomb desarrolló una empresa en la década de 1880 acorde con la etapa de crecimiento económico de la Argentina: de un estudio fotográfico en la calle Florida se expandió con un equipo de operadores a todo el país; al tiempo que compró archivos de profesionales que abandonaron el oficio, dejaron el país o fallecieron. De esa manera, el estudio Witcomb se convirtió
avant la lettre en una agencia de fotos y noticias que vendía su material a particulares, gobiernos y empresas privadas. Sus operadores seguían los acontecimientos del momento, estaban en inauguraciones de obras públicas o catástrofes, en eventos deportivos o tomando paisajes imponentes. El estudio cobró enorme importancia al punto de recibir el título de “fotógrafo de los presidentes”: hasta 1970 la imagen oficial del Presidente de la Argentina llevó el sello del Estudio Witcomb.
El estilo de las tomas del estudio –que se prolongó en el tiempo– era el de la clásica foto que imperaba en Europa y Estados Unidos: figuras plácidas en escenografías de una clase social acomodada, con cortinados de fondo o pinturas de paisajes bucólicos; muebles elegantes, alfombras y almohadones servían para diversos apoyos a niños o ancianos. No faltaba en el estudio un surtido vestuario que equipaba a los clientes distraídos de abanicos, chales, sombreros, guantes o corbatas. La técnica de Witcomb era admirable. Siempre lograba imágenes nítidas, en las que reconocemos hasta la textura de las diversas telas, pieles y cortinados, con un juego de claroscuro muy sutil, sin zonas oscuras que desvirtúen la armonía del conjunto.
El talento del fotógrafo se mostró en los retratos de primer plano –como el del presidente Domingo F. Sarmiento– por la audacia de los cortes y la hondura psicológica que transmiten. También, tuvo habilidad en el manejo de grandes grupos. Conocemos imágenes en las que conviven, en una perfecta armonía, más de diez o quince personas de una familia.
Otro importante aporte fue la naturalidad y frescura con que tomaba a los niños. La imagen que nos ocupa –salvando la distancia de la ropa de época– por la actitud y gestos del niño podría pasar por una toma actual. Tal es la falta de
pose, la oportunidad en el disparo, como si fuera una instantánea, que hacía que captara a sus personajes infantiles con la inocencia y gracia que les era natural.
Afortunadamente la colección fotográfica del MNBA cuenta con más de 35 obras de Witcomb que demuestran ampliamente su valor como documentalista y creador sensible. El Archivo Witcomb es hoy la base fundamental del Archivo General de la Nación Argentina, inaugurado en 1938.
por Sara Facio
Bibliografía
1990. FACIO, Sara, La Fotogalería del Teatro San Martín. Buenos Aires, La Azotea, reprod. p. 72. 1991. FACIO, Sara, Witcomb. Nuestro ayer. Buenos Aires, La Azotea, reprod. p. 40.
2009. SÁENZ QUESADA, María, “Witcomb”, Todo es Historia, Buenos Aires, octubre.