Comentario sobre Francoise Cochet
A pocos días de concluido el Primer Salón anual de Grabado en el MNBA, Atilio Chiappori adquirió el aguafuerte que Gustavo Cochet había presentado en esa ocasión para incorporarlo al patrimonio de la institución. De regreso de París, donde se había radicado a principios de la década anterior, Cochet se encontraba activo en Rosario desde hacía unos meses al momento de esta presentación en el MNBA. En 1932 publicaría en su ciudad natal la primera edición de su
Diario de un pintor; dos años después retornaría a Europa, alternando su trabajo y lugar de residencia entre París y Barcelona. Cochet desplegó su producción artística entre 1915 y 1939 en el tránsito entre estas tres ciudades, consolidando su actividad profesional en paralelo al desarrollo de sus circunstancias personales. Precisamente en Barcelona, ciudad de su formación artística, fue donde conoció a Francisca Alfonso, con quien se casó en 1920 y compartió las siguientes seis décadas de su vida.
Francisca lo acompañó tanto en lo personal como en el aspecto artístico, ya que ofició de modelo predilecta. Gran cantidad de óleos la cuentan como protagonista: en distintas poses, vestida, desnuda, radiante o endurecida por los avatares de la vida cotidiana (1). Entre estas representaciones se encuentra este grabado en metal, también conocido como
Retrato de F.C., en el que su nombre aparece enmarcado al pie del retrato junto con el del autor-marido.
Françoise Cochet,
Gustave Cochet: el artista optó en esta inscripción por la denominación en francés.
El grabado –especialmente el aguafuerte y la xilografía– fue una producción constante en la carrera de Cochet con el que abordó géneros canónicos como el retrato y el paisaje. En 1943, ya instalado definitivamente en Argentina luego de su participación activa en la guerra civil española, publicó un manual técnico-histórico sobre esta disciplina artística que actuó como discurso de autoridad durante varias generaciones, conformando uno de los puntos de anclaje para el canon gráfico local (2).
por Silvia Dolinko
1— Sobre Francisca como “musa inspiradora”, cf. Adriana Armando, Figuras de mujeres, imaginarios masculinos. Rosario, Fundación Osde, 2009, p. 8-9.
2— Gustavo Cochet, El grabado. Historia y técnica. Buenos Aires, Poseidón, 1943.