Comentario sobre Primeros pasos
Luego de una decisiva estadía europea en la que frecuentó las innovaciones de las vanguardias, las tendencias del retorno al orden y las grandes tradiciones figurativas de Occidente, Antonio Berni regresó a Rosario a fines de 1931. Si bien siguió transitando las experiencias surrealistas que había cultivado durante el último tramo de su permanencia en París, rápidamente se encaminó hacia un nuevo realismo (1) que se diferenciaba tanto de los precedentes decimonónicos como del realismo socialista propiciado desde la Unión Soviética (2). Se trataba, entonces, de una versión moderna y heterodoxa que el artista comenzó a practicar junto a jóvenes discípulos en la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos; agrupación recientemente fundada en Rosario y cuyo ciclo se extendió con intensidad hasta la radicación del maestro en Buenos Aires hacia 1936 (3). Como parte de una doble militancia por el arte nuevo y por una nueva sociedad, en buena medida estimulada por la presencia de David Alfaro Siqueiros en 1933, (4) el grupo desplegó experiencias murales, decoraciones para actos políticos y piezas gráficas oscilantes entre la propaganda y la estampa tradicional. Sin embargo, la pintura de caballete, sobre todo de gran formato, siguió desarrollándose en diversas escalas y modalidades, desde la pintura mural transportable hasta los cuadros concebidos para una contemplación íntima y reposada. Por tal motivo, afloraban en sus realizaciones los acontecimientos contemporáneos y los episodios que arrojaba la crónica periodística, así como la épica de la vida cotidiana y el retrato monumentalizado.
En el marco de estas dos últimas variantes a menudo fundidas en la obra de Berni, puede pensarse
Primeros pasos, una pintura cuyas protagonistas, gráciles y estilizadas, comparten la cualidad monumental y hierática de muchas de las figuras realizadas por el artista durante los años treinta y cuarenta. Se trata de Paule y Lily, la esposa y la hija del artista, quienes protagonizan varias escenas enigmáticas dentro de una larga serie de obras dedicadas a figuras femeninas pensativas. Tal es el caso de una hermética pintura que lleva el nombre de ambas, también conocida como
Composición o
Figuras (1941, colección particular) y la más serena pero no menos suscitadora
Lily (1943, inv. 6534, MNBA). Si bien algunos de estos retratos monumentales se recortan sobre singulares paisajes rurales o ribereños, la mayor parte se sitúa invariablemente en interiores cuyas paredes lisas y vacías solo se interrumpen con fragmentos del mobiliario o ventanas que se abren al mundo exterior.
Primeros pasos, al igual que
La pregunta (1939, colección particular), es una de esas extrañas escenas donde el tiempo parece suspendido y donde las protagonistas han reemplazado el poder de la palabra por la elocuencia de un gesto contenido y melancólico (5). Escenas en las que es posible detectar las marcas de las tradiciones que giran alrededor del Renacimiento y de la iconografía cristiana, específicamente del tema de la Anunciación, y no casualmente, si consideramos la recuperación de ciertas zonas del pasado, de la pintura metafísica de Giorgio de Chirico cuyos motivos y modos compositivos Berni parece haber transcripto en varias obras.
Al observar las características del ambiente doméstico que envuelve a las figuras y la disposición de estas en el espacio, sus actividades y gestos, podemos encontrar ciertas equivalencias con algunas
Anunciaciones: la niña como el ángel esbozando un suave movimiento, la madre a la manera de la Virgen con los elementos ligados a las labores de aguja o a la lectura, dos actividades que Paule –estudiante de escultura y colaboradora de Henri Barbusse en París– realizaba con la misma fruición. Además, si reparamos nuevamente en el ambiente con sus pisos de tablas paralelas –que en una primera versión componían un damero–, los techos con tirantes, las aberturas laterales y del fondo, así como la posición acodada de la madre sobre la máquina de coser con un largo paño, podrían trazarse no solamente esos nexos con las
Anunciaciones sino también vinculaciones con algunas composiciones de Giorgio de Chirico como
Il figlio prodigo (1926, colección particular) y
Mobili nella valle (1927, Museum Ludwig, Colonia) correspondientes al segundo período parisino del artista. Un llamativo paralelismo que incluso podría sugerir la existencia de fuentes históricas revisitadas con igual intensidad por ambos creadores.
Además es preciso considerar en esta pintura el poderoso impacto del realismo mágico de Franz Roh (6). Fundamentalmente, su propuesta de un arte que reposa sobre una cotidianeidad habitada por el misterio. Algo que hace de
Primeros pasos el cabal ejemplo de una pintura que se coloca, como sostenía el teórico alemán, entre “la devoción al mundo del ensueño y la adhesión al mundo de la realidad” (7) o, para decirlo con las palabras de Rivas Rooney, un crítico afín al propio Berni, entre “la pura objetividad” y “lo más íntimo de los seres” (8).
por Guillermo Fantoni
1— Berni realizó su primera formulación escrita en “El Nuevo Realismo”, Forma, Buenos Aires, nº 1, agosto de 1936, p. 8 y 14; el mismo texto fue publicado nuevamente en Ars, Buenos Aires, marzo de 1941, [s.p.]. Para una visión sobre esta modalidad cf. Guillermo Fantoni, “La pura objetividad y lo más íntimo de los seres: claves de un nuevo realismo” en: Cristina Rossi (coord.), Antonio Berni. Lecturas en tiempo presente. Buenos Aires, Eudeba (en prensa).
2— Sobre la tensión entre realismo y surrealismo cf. Guillermo Fantoni, “Una revaluación de los años 30 a partir de la obra de Antonio Berni. De la experiencia surrealista a la formulación del nuevo realismo”, Estudios Sociales, Santa Fe, UNL, a. 3, nº 4, primer semestre de 1993, p. 175- 185 y “Berni y el surrealismo: imágenes del viaje, visiones de la ciudad” en: II Jornadas de Estudios e Investigaciones en artes visuales y música. Buenos Aires, Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró, FFyL-UBA, 1998, p. 219-226. También cf. Diana B. Wechsler, “Melancolía, presagio y perplejidad. Los años 30, entre los realismos y lo surreal” en: Territorios de diálogo, España, México y Argentina 1930-1945, cat. exp. Buenos Aires, Fundación Nuevo Mundo, 2006, p. 17-33.
3— Cf. Guillermo Fantoni, “Modernos y revolucionarios en los años ’30. Berni y los artistas de la Mutualidad rosarina” en: Ana Longoni; Daniela Lucena y Julia Risler (coord.), Políticas culturales y artísticas del comunismo argentino. Buenos Aires, La Montaña (en prensa).
4— Sobre las alternativas del viaje de Siqueiros y el estado del campo de la plástica en la Argentina cf. Martha Nanni, “Los modernos” en: AA.VV., Historia crítica del arte argentino. Buenos Aires, AACA/Telecom, 1995, p. 53-69; Marcelo E. Pacheco, “Antonio Berni: un comentario rioplatense sobre el muralismo mexicano” en: Olivier Debroise (ed.), Otras rutas hacia Siqueiros. México DF, INBA/CURARE, 1996, p. 227-247; Cristina Rossi, “En el fuego cruzado entre el realismo y la abstracción” en: María A. García; Luisa F. Serviddio y Cristina Rossi, Arte argentino y latinoamericano del siglo XX. Sus interrelaciones. Buenos Aires, Fundación Espigas (Premio Telefónica a la investigación en historia de las artes plásticas), 2004, p. 85-125.
5— Cf. Jean Clair, Malinconia. Motivos saturninos en el arte de entreguerras. Madrid, Visor, 1999.
6— Franz Roh, Realismo mágico. Post expresionismo. Problemas de la pintura europea más reciente. Madrid, Revista de Occidente, 1927.
7— Ibidem, p. 37.
8— Octavio Rivas Rooney, “Antonio Berni y un nuevo realismo”, Ars, Buenos Aires, marzo de 1941, [s.p.].
Bibliografía
1940. GUTIÉRREZ, Ricardo, “El XXX Salón de Bellas Artes”, La Razón, Buenos Aires, 18 de septiembre, p. 8. — “Las dos obras que envió Antonio Berni tienen gran interés”, Argentina Libre, Buenos Aires, 8 de octubre.
1941. “El pintor Antonio Berni”, Nun, Rosario, a. 1, nº 1, marzo, reprod. [s.p.]. — Ars, Buenos Aires, noviembre, reprod. [s.p.] (número dedicado a Berni).
1944. DORIVAL, Geo, Antonio Berni. Buenos Aires, Kraft, reprod. [s.p.].
1968. RAVERA, Rosa María, Antonio Berni y la pintura. Rosario, Universidad Nacional del Litoral, p. 36.
1979. SVANASCINI, Osvaldo, “Antonio Berni” en: Gabriel Levinas (ed.), Arte argentino contemporáneo. Madrid, Ameris, p. 64.
1980. RAVERA, Rosa María, Berni. Pintores argentinos del siglo XX. Buenos Aires, CEAL, nº 23, p. 4, reprod. color p. 6.
1994. ELLIOTT, David, “Art and politics in the avant-garde. Antonio Berni” en: David Elliott (ed.), Art from Argentina 1920-1994. Oxford, The Museum of Modern Art, p. 40- 49, reprod. p. 47.
1997. GLUSBERG, Jorge, “Antonio Berni: iniciación y afianzamiento del arte político en la Argentina” en: Antonio Berni en el Museo Nacional de Bellas Artes, cat. exp. Buenos Aires, MNBA, p. 72-74, reprod. color p. 49. — LÓPEZ ANAYA, Jorge, Antonio Berni. Buenos Aires, Banco Velox, p. 24-25, reprod. color p. 95.
1999. WECHSLER, Diana B., “Impacto y matices de una modernidad en los márgenes. Las artes plásticas entre 1920 y 1945” en: José Emilio Burucúa (dir.), Nueva historia argentina. Arte, sociedad y política. Buenos Aires, Sudamericana, vol. 1, p. 301.
2004. ARMANDO, Adriana, “Entre telas: las mujeres en la obra de Alfredo Guido y Antonio Berni”, Separata, Rosario, CIAAL/ UNR, a. 4, nº 7/8, octubre, p. 48-49.