Comentario sobre Siesta
Butler pintó
La siesta en París. Llevaba tres años en la capital francesa y por entonces asistía al taller de Othon Friesz, donde había encontrado la libertad que buscaba en ese momento y también largas horas de estudio con modelo vivo. Junto a Badi, Basaldúa, Berni, Spilimbergo y otros integraba el grupo identificado por la prensa porteña como “los muchachos de París”, quienes a comienzos de los años veinte transitaban su experiencia europea. Mientras tanto, enviaban obras a Buenos Aires con fortuna diversa y solo algunos críticos reconocieron la novedad que introducían sus trabajos.
En 1926, junto a otras dos pinturas, Butler presentó
La siesta en el Salón Nacional. Aunque no recibió los honores esperados, la obra fue reproducida en la portada del periódico vanguardista
Martín Fierro.
Alberto Prebisch, quien lo había visitado en París, se ocupó de destacarla en el marco de una dura crítica al conjunto del Salón (1). Las dos figuras monumentales sobre un paisaje apenas esbozado, revelaban el interés dominante en la búsqueda plástica, el abandono del detalle anecdótico y la consubstanciación del artista con las problemáticas del arte contemporáneo internacional. Cuestiones estas que anunciaban la militancia de Butler en las filas del arte nuevo.
En 1932, el artista regresó a Buenos Aires. Eran los años inmediatamente posteriores a la crisis mundial y sus efectos repercutían en las capitales artísticas. Aquí debió afrontar la falta de recursos y la dificultad para forjarse un espacio después de años de ausencia. No obstante, consiguió montar su primera muestra individual en las salas de Amigos del Arte que desde 1928 habían exhibido sus obras en sucesivos salones de arte moderno. Poco después, un grupo patrocinado por Estela Morra de Cárcano adquirió
La siesta con el objeto de donarla al MNBA (2).
por Talía Bermejo
1— Alberto Prebisch, “Salón Nacional de Bellas Artes de 1926”, Martín Fierro, Buenos Aires, segunda época, a. 3, nº 35, 5 de noviembre de 1926, p. 272-273 (edición facsimilar editada por el Fondo Nacional de las Artes, 1995).
2— Horacio Butler, La pintura y mi tiempo. Buenos Aires, Sudamericana, 1966, p. 147-150.
Bibliografía
1926. Martín Fierro, Buenos Aires, segunda época, a. 3, nº 35, 5 de noviembre, reprod. portada (Ensueño). 1940. PAGANO, José León, El arte de los argentinos. Buenos Aires, edición del autor, t. 3, reprod. color nº 26. 1941. GONZÁLEZ LANUZA, Eduardo, Horacio Butler. Buenos Aires, Losada, reprod. byn nº 4. — ROMERO BREST, Jorge, “Índice arbitrario para un turista desprevenido”, Saber Vivir, Buenos Aires, a. 2, nº 10, reprod. p. 47.
1943. “Artistas argentinos en colecciones públicas y privadas”, Saber Vivir, Buenos Aires, a. 3, nº 34, reprod. p. 30.
1954. PAYRÓ, Julio E., Horacio Butler. Buenos Aires, Emecé, p. 21.
1966. PIROVANO, Ignacio y Juan Carlos Paz, “Buenos Aires 1929” en: AA.VV., Argentina en el arte. Buenos Aires, Viscontea, reprod. color [s.p.].
1982. VÁZQUEZ, María Esther, Horacio Butler. Conversaciones con María Esther Vázquez. Buenos Aires, Gaglianone, reprod. nº 4 (boceto).