Comentario sobre El bautizo
Artista de dilatada trayectoria, José Villegas es un claro exponente sevillano del clima de entresiglos, representante de la generación bisagra entre el romanticismo y el naturalismo que dentro de un singular eclecticismo también incorporó elementos del simbolismo en la última etapa de su producción. En 1868 se instaló en la capital de Italia y fue uno de los más destacados representantes de la “escuela española de Roma” del último tercio del siglo XIX, amigo de Mariano Fortuny (1) y consejero de Joaquín Sorolla; su producción se sitúa justamente entre esos dos creadores. Transitó por diversos géneros: retratos, historia, religión, pero donde más se destacó fue en el costumbrismo, logrando con ello éxito seguro en el mercado internacional. Representó el mundo cotidiano de las costumbres y modos de vida de diferentes clases sociales y los aspectos anecdóticos de las tradiciones.
En este caso la escena representada se ubica en el interior de una iglesia durante los entretelones de un bautismo. El interés radica en las cualidades pictóricas de la obra en sí misma y no tanto en su capacidad connotativa para incitar al espectador a reflexionar sobre el sentido de los sacramentos religiosos. En efecto la obra, apaisado estudio o versión preliminar para un lienzo mayor (2), se perfila con pinceladas sueltas y espontáneas, a través de manchas de color que hacen resaltar las figuras del oficiante, los monaguillos, las madrinas y el asistente que sostiene la batea en el extremo izquierdo, confiriéndole dinamismo a toda la composición.
El bautizo, estilísticamente emparentada con
El minué (inv. 2586, MNBA) del mismo artista, formó parte de la colección de Parmenio Piñero, una de las más importantes colecciones de pintura hispana que existió en Buenos Aires, que completaba un recorrido coherente por el arte español decimonónico privilegiando las escenas costumbristas (3).
por Tomás Ezequiel Bondone
1— Ángel Castro Martín, “La amistad entre Fortuny y Villegas” en: Fortuny en Granada, cat. exp. Granada, Fundación Caja de Granada, 1999, p. 73-78.
2— Como tempranamente lo ha señalado la historiografía española, puede considerarse a esta obra como un planteo alternativo de un cuadro más afanoso que el artista vendió personalmente por 150.000 francos al coleccionista norteamericano Cornelius Vanderbilt. Cf. Manuel Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. Madrid, Imprenta de Moreno y Rojas, 1883-1884, p. 699.
3— María Isabel Baldasarre, Los dueños del arte. Coleccionismo y consumo cultural en Buenos Aires. Buenos Aires, Edhasa, 2006, p. 210-212.
Bibliografía
1913. BALSA DE LA VEGA, Ricardo, “Nuestros grandes artistas contemporáneos. José Villegas”, La Ilustración Española y Americana, Madrid, nº 4, enero, p. 55-68.