Comentario sobre Explosión de una locomotora
El artista romántico Jenaro Pérez Villaamil representa en esta pequeña tela la explosión de una locomotora, supuestamente documentando, según Ana María Fernández García, un accidente que afectó al tren en el que viajaba a Versalles el 8 de mayo de 1842. Sin duda, el dato anecdótico es secundario al ejercicio plástico planteado: el centro de la escena es el foco de la explosión que se expande mediante una pincelada suelta y vibrante, superponiendo el rojo a los tierras y blancos en una percepción atmosférica, en la cual las figuras humanas del primer plano pierden sus contornos tornándose en manchas.
La influencia del paisaje anglosajón ha sido señalada por la bibliografía, en particular la del pintor escocés David Roberts (1796-1854), al que conoció en Sevilla en 1833, y se ha discutido la relación del tratamiento pictórico con el de Turner (1). Sin duda, el concepto de boceto autónomo como ejercicio de captación sensorial y experimentación lumínica se observa con claridad en esta pequeña tela.
Obra singular dentro de la producción del artista, puede relacionarse con
Ataque a un convoy carlista (inv. 2787) que Arias Anglés ha identificado con la segunda batalla de Arlabán mostrada en la Exposición Nacional de 1838. Aquí, el efecto del cohete sobre el campo de batalla es el que determina la iluminación de la tela. Si uno de los tópicos de la pintura romántica es la máquina en el jardín es interesante señalar la mirada violenta que presenta el artista.
Es probable que
Explosión de una locomotora sea uno de los “14 diversos asuntos todos con marquitos” (2) listados por Pérez Villaamil para su venta en París el 13 de enero de 1844, antes de regresar a Madrid (3), ya que las obras de gran formato consignadas en esa lista –entre ellas el
Ataque a un convoy carlista– fueron adquiridas por Manuel de Guerrico (4).
Las obras conservadas en el MNBA están datadas entre 1837 y 1844, es decir en la etapa de su plenitud romántica en la que establecido en París, entre 1840-1844, recorrió los países europeos (
Paisaje de Normandía, 1842, inv. 2805), y editó
España artística y monumental, 1842, un extraordinario libro de viajes ilustrado con litografías, algunas de las cuales se relacionan con obras de nuestro patrimonio (5).
Pérez Villaamil se dedicó a representar vistas de paisajes con motivos arquitectónicos e interiores de iglesias que se tornan fantasiosos, a pesar de su referencia concreta, por su peculiar atmósfera y desproporción con la figura humana, generalmente gente de pueblo. En la colección se destacan, además de las mencionadas, dos fantásticas vistas,
El castillo de Gaucín, 1838 (inv. 2786), del que hay otra versión en el Museo del Prado de 1849, y la encantadora
Castillo de Alcalá de Guadaira, 1843, realizada en París (inv. 2801), con sus barcas y pequeñas figuras bajo el torreón dominante.
En 1823, un joven Pérez Villaamil ante la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis se incorporó al ejército en defensa del gobierno liberal, herido en Andalucía fue confinado a Cádiz, donde permaneció ya como pintor hasta 1830. Este pasado militar, sin duda, tuvo peso en la decisión de Manuel de Guerrico de adquirir la cantidad inusual de 15 obras del artista. Más aún cuando la operación fue realizada conjuntamente con el general José de San Martín, jefe de los ejércitos libertadores sudamericanos. La primera colección de arte armada por un argentino se abre con estas extraordinarias telas del artista gallego (6).
por Roberto Amigo
1— Arias Anglés, 1976, p. 35.
2— Antonio Méndez Casal, Jenaro Pérez Villaamil. Madrid, Ediciones de la Esfinge, [1923], p. 57.
3— En 1845 asumió la dirección de la Academia de San Fernando y la cátedra de Paisaje, ya establecido como un artista de gran reconocimiento oficial.
4— Arias Anglés duda de que sean las pinturas de Buenos Aires, Cruz Valdovinos (Ciento veinte años de pintura española, cat. exp. Buenos Aires, MNBA, 1991, p. 38) sostiene que son las mismas.
5— Fiesta de San Isidro, ca. 1837, inv. 2791; La puerta árabe, fantasía sobre la Puerta del Sol en Toledo, 1838, inv. 2804; Interior de la capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés en Madrid, 1839, inv. 2789; Un mercado en España, 1840, inv. 2797; Altar mayor de la parroquia de San Lesmes de Burgos, ca. 1841-1843, inv. 2790; Puerta de la capilla de los Reyes Nuevos en la Catedral de Toledo, ca. 1841-1843, inv. 2807; Puerta de Santa Catalina al claustro de la Catedral de Toledo, ca. 1841-1843, inv. 2790; Castillo de Alcalá de Guadaira, 1843, inv. 2801.
6— Véase: María Isabel Baldasarre, Los dueños del arte. Coleccionismo y consumo cultural en Buenos Aires. Buenos Aires, Edhasa, 2006, p. 156 y ss.
Bibliografía
1934. DA ROCHA, Augusto, “Galerías privadas”, Boletín del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, a. 1, septiembreoctubre, p. 16.
1976. ARIAS ANGLÉS, Enrique, “Influencias en la obra pictórica de Pérez Villaamil”, Goya, Madrid, nº 133, reprod. byn p. 34.
1986. ARIAS ANGLÉS, Enrique, El paisajista romántico Jenaro Pérez Villaamil. Madrid, Instituto Diego Velázquez, CSIC, nº 277.
1988. OLIVEIRA CÉZAR, Lucrecia de, Los Guerrico. Buenos Aires, Gaglianone, Buenos Aires, p. 118.
1997. FERNÁNDEZ GARCÍA, Ana María, Catálogo de pintura española en Buenos Aires. Buenos Aires/Oviedo, Universidad de Oviedo/FFyL-UBA, nº 470, p. 143.