Comentario sobre Candelaria Somellera de Espinosa
El italiano Jacobo Fiorini, llamado también Lorenzo, perteneció al grupo de intelectuales y artistas emigrados de Europa llegados a fines de la década de 1820 que apoyaron luego al régimen federal. En su fuerte amistad con Pedro de Angelis debe estar el origen del encargo de los retratos de Juan Manuel de Rosas, perdidos pero conocido el primero por la litografía de César H. Bacle.
El de
Candelaria Somellera de Espinosa es uno de sus buenos retratos femeninos, resuelto con la figura sedente y con un objeto en la mano (devocionario, libro, pañuelo, en este caso una carta). Fiorini, junto a Cayetano Descalzi, fue uno de los mejores retratistas al óleo de su momento, en competencia con las acuarelas de factura más rápida de Pellegrini. La técnica de Fiorini presenta una pincelada pulida, de poca carga matérica, compone resueltamente las figuras recortadas ante un fondo neutro y logra la captación fisonomista, sin ningún embellecimiento del modelo, para concretar un retrato de carácter. En este sentido sobresale el de
Gervasio Posadas y su nieta (Museo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires). Sin duda era un artista formado al llegar al Río de la Plata pero aún carecemos de datos para completar su biografía (1).
Es probable que Fiorini frecuentara la tertulia de Candelaria Somellera (1777-1856), compositora y pianista, amiga de Encarnación Ezcurra de Rosas y de Mariquita Sánchez (2). La inscripción en la carta es una dedicatoria a su marido el rico hacendado Julián de Gregorio Espinosa, que en 1830 fue nombrado senador por el departamento de Soriano en la recién constituida República Oriental del Uruguay, como hombre de confianza de Fructuoso Rivera, siendo en 1832 nombrado vicepresidente de la Cámara. Espinosa falleció en 1834, tal vez poco después que su mujer le dedicara el retrato. Por lo tanto este debe haberse pintado entre 1830 y 1834, ya que no corresponde al decoro de un retrato de viudez. Datación factible por la edad, la vestimenta y el peinetón (3), además de coincidir con la etapa de mayor calidad de las obras de Fiorini (4).
por Roberto Amigo
1— Véase: Adolfo Luis Ribera, “La pintura” en: AA.VV., Historia general del arte en la Argentina. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, 1984, vol. 3, p. 186-187. Fiorini fue asesinado en 1856, la causa criminal produjo un gran debate sobre la pena de muerte, a la que había sido condenada su joven mujer Clorinda Sarracán, instigadora del crimen llevado a cabo por dos peones de la chacra de Santos Lugares adquirida por el artista en 1837. Véase: Gabriela Braccio, “Lo que ya no podemos ver: Jacobo Fiorini contra Antonino Reyes” en: Imágenes perdidas: censura, olvido, descuido. IV Congreso Internacional de Teoría e Historia del Arte/XII Jornadas de CAIA. Buenos Aires, CAIA, p. 451-459.
2— Lily Sosa de Newton, Diccionario biográfico de mujeres argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986, p. 612.
3— El mismo cinturón se representa en retratos de Pellegrini, datados en 1831 (Salomé Maza de Guerrico, inv. 6363, MNBA; Juana Rodríguez de Carranza, inv. 3145, MNBA).
4— En el MNBA se conserva de Fiorini también el retrato de Mariano Somellera (inv. 6415).