Comentario sobre Retrato de Zuloaga
Ignacio Zuloaga aparece representado sentado en una silla de brazos –como en muchos de los retratos realizados por Vázquez Díaz–, destacado por una cortina de aspecto pétreo que lo separa del fondo. A su lado, sobre una pequeña mesa, su atributo: una paleta de pintor.
Sin embargo, aunque el pintor posó para Vázquez Díaz, existe una serie de incógnitas en torno a la realización de esta obra que solo se podrán aclarar cuando aparezca una documentación pertinente que devele el misterio. En el catálogo de Benito Jaén (1) se da por sentado que el dibujo preparatorio, que se encuentra en una colección particular en Madrid, se hizo en unas pocas horas, pero este es de una cabeza y no responde a la pose antes descripta. De esta manera, se comprende el tiempo empleado para captar los rasgos fisonómicos, pero se infiere, inmediatamente, que el cuerpo y la pose son invención del pintor y no copia del natural. Por otra parte, Vázquez Díaz en un artículo periodístico de su autoría (2) informa que en 1918, al regresar a España después de la guerra, se encontró con Zuloaga en el Nuevo Patronato del Museo de Arte Moderno de Madrid y fue entonces cuando posó para este retrato. Zuloaga por estas fechas ya estaba viviendo en Zumaya –en su casa-museo del País Vasco– y aquel día del encuentro estaba de paso por la ciudad. El problema es que el cuadro está fechado catorce años más tarde, lo que genera una pregunta obligada: ¿cuáles fueron las causas de la demora para su realización en óleo? El lenguaje empleado por el pintor en esta obra es el del llamado neocubismo o post-cubismo que se caracteriza por la utilización de los recursos de la vanguardia cubista –surgidos de la experimentación– aplicados como estilemas a temáticas ortodoxas. Vázquez Díaz había conocido el movimiento de primera mano durante su estancia en París (1906-1918). Sin embargo, desarrolló plenamente este estilo cubista moderado a su regreso a España, entre los años 1919 y 1925, a partir del simultaneísmo de Robert y Sonia Delaunay, el vibracionismo de Rafael Barradas, el planismo de Celso Lagar, el
noucentisme de Joaquim Sunyer y la figuración geométrico-constructiva de Gabriel García Maroto y Aurelio Arteta. Esta estética de modernidad atemperada o clásica no debe considerarse como una incomprensión del cubismo
sensu stricto, o una posición de retraso con respecto a las inquietudes de vanguardia. Todo lo contrario, se encontraba en sintonía con el espíritu del “retorno al orden” o la moderación de las vanguardias de los años veinte, a la que el resto de Europa tendía durante esta época de entreguerras. No obstante, Vázquez Díaz es considerado por la historiografía un renovador, más allá de haber participado de una vanguardia tan virulenta como el ultraísmo y de estar al día en relación con las nuevas inquietudes pictóricas desarrolladas en el cierre del ciclo de las vanguardias históricas.
En cuanto al color, utiliza una paleta restringida de ocres, grises, azulados y morados que, más allá de ser una constante en su obra, refiere a la estética del retorno al orden. El planteo constructivo del volumen, sumado a esta paleta donde priman los colores tierra desaturados, hace que esta representación adquiera una gran tectonicidad y monumentalidad cargando de un simbolismo especial a la figura del admirado maestro. Sin embargo, el gusto poliédrico de la composición queda neutralizado por el fuerte naturalismo del rostro.
por Alberto Martín Isidoro
1— Benito Jaén, 1971, p. 264.
2— Daniel Vázquez Díaz, “Ignacio Zuloaga”, ABC, Madrid, 23 de junio de 1961, p. 33.
Bibliografía
1948. Payró, Julio E., “Exposición de arte español contemporáneo“, Sur, Buenos Aires, a. 17, no 159, enero, p. 119-125.
1964. Larco, Jorge, “Texto y selección gráfica” en: R. M. Larraiza, La pintura española moderna y contemporánea. De Nonell al informalismo. Madrid, Castilla, p. 49, reprod.
1967. De la Puente, Joaquín, Daniel Vazquez Diaz. Pinacoteca de los genios. Buenos Aires, Codex, no 139, lám. 9.
1971. Benito Jaén, Ángel, Vazquez Diaz: vida y pintura. Madrid, Dirección General de Bellas Artes, Ministerio de Educación y Ciencia, no 2960.
1995. “La mejor pintura española que ‘emigró’ a América, al alcance de los sevillanos”, ABC, Madrid, 30 de marzo, p. 52-53, reprod.
1997. FERNÁNDEZ GARCÍA, Ana María, Catalogo de pintura española en Buenos Aires. Oviedo/Buenos Aires, Universidad de Oviedo/FFyL-UBA, no 633, p. 186.
2004. GUZMÁN SCHIAPPACASSE, Fernando et al., Arte y crisis en Iberoamérica: Segundas Jornadas de Historia del Arte. Santiago de Chile, RIL Editores, p. 213.
2005. Brihuega, Jaime, “En la templada fábrica de sueños. Vázquez Díaz entre 1923 y 1939. Tres argumentos de reflexión para una revisión crítica” en: Daniel Vazquez Diaz 1882-1969, cat. exp. Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, p. 74- 75, reprod. p. 76, reprod. color p. 200, p. 347.