Comentario sobre Reloj de mesa
La fabricación de relojes casi siempre supone la colaboración de diferentes artesanos. Este reloj de mesa con fauno, ninfa y amorcillo aparece firmado en el cuadrante por “Lieutaud à Paris”. Balthazar Lieutaud provenía de una larga tradición de ebanistas franceses y fue nombrado él mismo “Maître ébéniste” en 1749. A diferencia de los otros miembros de su familia, se especializó en la fabricación de cajas para relojes. Fue proveedor de la corona real, de los cortesanos y de las favoritas de Versalles y de los nobles parisinos de la época. Su producción abarcó el reinado de Luis XV y los primeros años del de Luis XVI. La pieza perteneciente al MNBA por formato y estilo probablemente corresponda a algún momento de la transición entre estos dos reinados cuando Lieutaud aún estaba vivo.
Lieutaud debe haberse encargado solamente del diseño de la caja y el reloj y los bronces quedaron en manos de otros artesanos. Los bronces no aparecen firmados pero quizás pertenezcan a Philippe Caffieri o a Charles Grimpelle, dos broncistas franceses que casi siempre aparecieron vinculados a las obras de Lieutaud. El hecho de que la pieza aparezca firmada solo por Lieutaud no es extraño pues muchas veces figuraba como ejecutor el artesano de más prestigio entre todos los intervinientes o simplemente el que contrataba a los demás para llevar a cabo su diseño. El reloj muestra el estilo de las artes decorativas francesas de la última fase del Rococó. Las figuras están más libres de elementos ornamentales. Solo una guirnalda de rosas las vincula. La base de mármol recrea una especie de pedestal con un friso de amorcillos en la parte baja y la posición de los tres personajes forma una estructura piramidal en la que estos se unen a través de las miradas y las tensiones de sus poses.
El cuadrante de metal esmaltado no presenta ninguna decoración especial. Solo aparecen la numeración sobre fondo blanco y las agujas que se corresponden con el estilo de toda la pieza.
por Marcelo Marino
Bibliografía
1970. “Las obras donadas al Museo Nacional de Bellas Artes por la señorita Mercedes Santamarina”, La Prensa, Buenos Aires, 9 de diciembre.