Comentario sobre Figura reclinada, formas externas
La primera mitad de los años 50 fue extremadamente importante en la maduración del estilo de Henry Moore. La fuerza expresiva que alcanzó es evidente en su
Figura reclinada, formas externas, de ese período. Toda su obra trasunta una sensualidad y una vitalidad en las formas derivada del uso de líneas orgánicas, ondulantes. Moore defendía la talla directa y promovió una ideología de “sinceridad con los materiales”. Su preocupación no era la perfección de las formas humanas, sino más bien atrapar la energía intrínseca de la materia y crear una conexión fluida entre la forma y el espacio.
Figura reclinada, formas externas, fundida en bronce, incorpora los elementos principales de la obra escultural de Moore (1). Este trabajo es emblemático en cuanto al abandono de la frontalidad en favor de una plena tridimensionalidad. El interés del artista en la creación del espacio lo llevó a la incorporación de agujeros que le permitían enfatizar la tridimensionalidad de sus formas, perforando el bloque de lado a lado y dando al público la posibilidad de observar todas las caras del objeto. La ondulación de las formas recuerda a la de colinas y cuevas. A través de la evocación del paisaje, Moore es fiel, no solo a la tradición paisajística británica, sino también a su interés por el arte antiguo.
El tema de la pieza del Museo es el más representativo de la obra escultural de Moore, la figura reclinada (2). Moore observó: “Desde el principio la figura reclinada ha sido el tema de mayor importancia para mí. La primera que hice fue en 1924, y desde entonces, probablemente, más de la mitad de mis esculturas han sido figuras reclinadas” (3) El artista se sintió atraído hacia este tema sobre todo por su estabilidad inherente. Una figura reclinada podía encontrar su equilibrio sobre cualquier superficie. Además, reconoció el potencial expresivo de la figura femenina reclinada (4).
Moore era el séptimo de ocho hijos nacidos en un pequeño pueblo minero, en Yorkshire. Trabajó por un breve período como maestro suplente antes de enrolarse en el ejército a la edad de 18 años. En Londres, donde recibió su entrenamiento, encontró gran inspiración en las esculturas no occidentales que descubrió en el Museo Británico. Durante la guerra, Moore debió hacer base en Francia y participó en la batalla de Cambrai, en la que sufrió un ataque con gas mostaza que puso fin a su carrera militar. Después de su convalecencia, regresó a Castleford y a la enseñanza. Mientras trabajaba le fue otorgado, en su carácter de veterano, un subsidio para asistir a la Escuela de Arte de Leeds. Gracias a una beca, al segundo año dejó Leeds para asistir al Royal College of Arts, en Londres. Aunque tuvo el apoyo de algunos miembros del equipo docente, la crítica negativa generalizada hacia su trabajo hizo que dejara el Royal College por la Escuela de Arte de Chelsea.
Moore es mencionado a menudo como el escultor británico más importante del siglo XX. Es conocido como un escultor vanguardista, surrealista, abstracto. Su abstracción biomórfica comprende también impulsos surrealistas y modernistas. Compartió el interés de los surrealistas por las culturas antiguas y no occidentales y se inspiró en las formas egipcias, griegas, aztecas, africanas y de Oceanía. Su apuesta por el tallado directo conecta su obra con la de otros escultores modernos como Constantin Brancusi, Henry Guadier-Brezska y Amedeo Modigliani. Tal vez sea mejor evaluar a Moore de acuerdo con los comentarios que él mismo hizo de su propia obra. En una entrada de su diario en la que discute la belleza de una cabeza de la XVIII dinastía egipcia, escribió: “Daría todo por lograr en mis esculturas el mismo nivel de humanidad, seriedad, nobleza y experiencia, aceptación de la vida, distinción y aristocracia. Sin ardides, sin afectación, sin timidez, mirando directamente hacia adelante, inmóvil, pero más vivo que una persona real. El gran conflicto permanente (para mí) es combinar las formas esculturales (PODER) con la sensibilidad humana y el significado. Es decir, tratar de mantener el Poder Primitivo, junto con el contenido humanista. No preocuparme en confrontar la escultura en mármol o el modelado en bronce, versus el yeso, la soldadura, etcétera, sino en encontrar la esencia común en cualquier clase de escultura” (5).
por Abigail Winograd
1— Moore hizo seis Figura reclinada, formas externas. De acuerdo con su catálogo razonado, las otras cinco están en las siguientes colecciones: The Art Institute of Chicago; Toledo Museum of Art; Museum of Fine Arts, Richmond; Universidad de Friburgo y Galleria Nazionale d’Arte Moderna, Roma.
2— En el catálogo de 1984 que acompañó la muestra Henry Moore: the reclining figure, Steven Rosen aclara que Moore se ocupó del tema en aproximadamente un tercio de su producción. El autor sostuvo, en una reseña sobre su obra completa, que Moore reprodujo 252 veces el tema de la figura reclinada.
3— Henry Moore citado en: Henry Moore: the reclining figure, 1984, p. 28.
4— La mayoría de las figuras reclinadas de Moore fueron mujeres desnudas. Moore consideraba la forma femenina, desnuda, como la base de su obra. Véase: Steven W. Rosen en: Henry Moore: the reclining figure, 1984, p. 13.
5— Henry Moore en: Hedgecoe, 1998, p. 12.
Bibliografía
1955. Henry Moore: Sculpture and Drawings 1949-1954. London, Lund/Humphries, p. XXVI, figs. 28 a-e.
1960. GROHMANN, Will, Henry Moore. Berlin, Rembrandt Verlag, p. 54, figs. 47-48.
1961. Henry Moore. Paris, Musee Rodin, n. 29.
1968. RUSSELL, John, Henry Moore. New York, Putnam, p. 121, fig. 122. — SYLVESTER, David, Henry Moore. New York, F. A. Praeger, p. 85, fig. 73.
1970. MELVILLE, Robert, Henry Moore: Sculpture and Drawings 1921-1969. New York, H. N. Abrams, figs. 480-481.
1971. ARGAN, Giulio Carlo, Henry Moore. New York, H. N. Abrams, fig. 119. — FEZZI, Elda, Henry Moore. London/New York/Sydney/Toronto, Hamlyn, p. 41, fig. 16.
1976. FINN, David, Henry Moore: Sculpture and Environment. New York, H. N. Abrams, p. 126-129.
1979. CARANDENTE, Giovanni, Moore e Firenze. Firenze, Il bisonte/E. Vallecchi, n. 84.
1981. MITCHINSON, David (ed.), Henry Moore Sculpture. New York, Rizzoli, p. 118, 311, figs. 235-237.
1984. Henry Moore: the reclining figure. Columbus, Columbus Museum of Art.
1997. Henry Moore: hacia el futuro, cat. exp. Buenos Aires, MNBA, reprod. color p. 16.
1998. HEDGECOE, John, A monumental vision: the sculpture of Henry Moore. New York, Collins & Brown, p. 99, 214. — MITCHINSON, David, Celebrating Moore: Works from the collection of The Henry Moore Foundation. London, University of California Press, p. 15, 62.
2008. LICHTENSTEIN, Christa, Henry Moore Work-Theory-Impact. London, Royal Academy of Arts, p. 63, 271, 367, 414, figs. 308, 420.