
Niña vestida de rosa
Soldi, Raúl.
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 8515
Obra No Exhibida
Es difícil el ejercicio de abstraerse de la totalidad de la obra de Raúl Soldi para calibrar una pieza temprana. La hamaca, título preferido por el artista sobre otros habituales como La chica sentada, es el resultado visual de su etapa italiana. A fines de los veinte, artistas que fueron luego denominados chiaristi optaron por la sutileza del color y las formas amables, evasivas bajo la situación creciente del fascismo y el dominio discursivo de los realismos. En tiempos de dureza política y paletas oscuras apelaron a la transparencia en una pintura que citaba a los primitivos lombardos. Soldi había llegado a Milán en 1924, estudió en la Accademia di Brera, participando activamente en este proceso de renovación figurativa del norte italiano (Avanguardia Artistica, Il Milione). Desde entonces fue un artista que, centrado en los simples valores plásticos, desarrolló un repertorio de figuras femeninas, teatrales y religiosas que privilegia el valor decorativo, esencialmente anecdótico (1). Al paso del siglo XX, cuando se desarmaban los lenguajes artísticos, Soldi consolidó un camino opuesto donde la pintura se resuelve en la relación rítmica de línea y color que constituye su forma lírica, la sensación de gracia –palabra que los críticos siempre han usado para definir su obra– de una composición equilibrada, apoyada en gradaciones de tono. Su trabajo constante como escenógrafo impactó en su pintura: las figuras tendieron a figurines.
A pesar de la aparente simpleza de La hamaca la composición es de una sutil complejidad. La figura recostada es una diagonal que ocupa del ángulo inferior derecho al superior izquierdo de la pintura. Piernas y brazos se representan como triángulos en gestos complementarios que anuncian las formas curvas y contracurvas del cuerpo encerrado en los arabescos lineales de la hamaca. El espacio pictórico está indefinido y potencia la sensación de irrealidad la vista desde arriba al cuerpo femenino. En el verde de la pradera tres caballos, dos negros y uno blanco –detalle que recuerda la obra de Aligi Sassu– se encuentran galopando más allá de una baranda blanca. La hamaca, que fue propiedad del artista Horacio Butler (2), se relaciona con otras obras de los años treinta: Adolescente vestida y desnuda, El baño en el lago (Fundación Soldi, Glew). Todas obras, conocida la serie como Adolescentes, que trasmiten con sus carnaciones cálidas una sensualidad distante que no apela a la mirada erótica, ni siquiera cuando la iconografía de desnudos femeninos, abrazados o nadando en un lago, pudiera facilitarla. Simplemente, como anotó Rafael Alberti: “Un rostro igual y múltiple nos sonríe concentrado en su propia hermosura” (3).
1— Véase: J. A. García Martínez, “Ubicación de Raúl Soldi”, Universidad, Santa Fe, nº 69, octubre-diciembre de 1966, p. 141-145.
2— Ya se registra como de su propiedad en la exposición de Witcomb de 1958.
3— Rafael Alberti, “Jardín abierto de Soldi” en: Raúl Soldi. Exposición retrospectiva (1929-1958), cat. exp. Buenos Aires, Galería Witcomb, 1958.
1945. GUBELLINI, Alcides, Raul Soldi. Buenos Aires, Losada, reprod. color.
1966. BALIARI, Eduardo, Raul Soldi. Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, reprod. byn.
1980. ZERDA, Jorge, Soldi. Pintores argentinos del siglo XX. Buenos Aires, CEAL, no 31, p. 6, reprod. color no 1.
1987. SQUIRRU, Rafael, Soldi. Un sueno que tiene la ultima palabra. Buenos Aires, Asociación de Cooperativas Argentinas, no 83, reprod. byn (datada en 1940).
1999. AA.VV., Pintura latinoamericana. Buenos Aires, Banco Velox, reprod. color p. 402.
2000. FEVRE, Fermín, Raul Soldi. Buenos Aires, El Ateneo, reprod. color p. 5 (datada en 1940).
2005. LÓPEZ ANAYA, Jorge, Arte argentino. Cuatro siglos de historia (1600-2000). Buenos Aires, Emecé, p. 244.
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