Comentario sobre Diana cazadora
Léon Ernest Drivier fue ante todo escultor. Conocido por sus formas arcaicas y composiciones estilizadas, de las cuales encontramos indicios en su pastel
Diana cazadora, la obra de Drivier ocupaba un término medio entre el conservadurismo tenaz de los
pompiers oficiales respaldados por la Academia y las experimentaciones tridimensionales en pequeña escala de una vanguardia en evolución. Producto de una educación académica, se asoció tempranamente con varios jóvenes escultores liderados por Lucien Schegg y su hermano Gaston, que buscaban una alternativa a la senda prescripta por la École des Beaux-Arts, y en 1907 entró al estudio de Auguste Rodin. Inspirado por la independencia irascible del maestro, Drivier, sin embargo, se apartó de su lirismo incansable y tumultuoso. Por su parte fue “incapaz de olvidar la Antigüedad, aun antes de Rodin” y disfrutó del éxito en el período de entreguerras por sus formas moderadas y clasicistas (1).
Un gran número de los encargos públicos subsiguientes fueron composiciones alegóricas derivadas de motivos clásicos, ya fuese como formas aisladas o en bajorrelieves. Así en el pastel
Diana cazadora, el artista también volvió a re-imaginar un tema mitológico (2). La fluidez de Drivier en los bosquejos de las figuras de Diana y sus dos jóvenes compañeras fue el equivalente, en dibujo, del tratamiento anatómico abreviado que el artista empleó en sus obras tridimensionales. La sombra marrón oscuro usada para sugerir los volúmenes redondeados de cada figura del pastel se asemeja a una pátina de bronce aludiendo a las obras escultóricas del artista. La pose de Diana, distinguida por su arco listo para disparar, un motivo que pudo haber sido inspirado por
Heracles arquero de Antoine Bourdelle (1909, The Metropolitan Museum of Art, Nueva York), apareció en por lo menos uno de los bronces de Drivier,
L’archer (sin datar, ubicación desconocida) (3). La elaboración del paisaje y la cuidadosa composición de las figuras en relación con la escena descripta diferencian, sin embargo, el pastel de un mero dibujo preparatorio.
por Kate Kangaslahti
1— Emmanuel Bénézit (ed.), Dictionnaire critique et documentaire des peintres, sculpteurs, dessinateurs & graveurs de tous les temps et de tous les pays. Paris, Gründ, 1999, vol. 4, p. 738. 2— Por ejemplo, en La joie de vivre, 1937, en los jardines de Trocadéro, París.
3— Venta Camard et Associés, París, 10-06-2004, lote nº 82.