Comentario sobre Cintas (naranja)
La obra de Cristina Schiavi se inscribe dentro de la transformación objetual que desde comienzo del siglo XX, y sobre todo durante los años sesenta, sufrió la escultura tradicional.
Cintas (naranja) (1997) forma parte de una serie conformada por otras dos piezas. Una de ellas, titulada
Cintas (rosa) (1997), también integra la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
Como sus nombres lo indican, se trata de cintas, aunque personificadas. En la rosa esta cualidad se presenta más patente que en la naranja debido a su sugerente forma corpórea. Sin embargo, al ponerlas en relación dicho carácter se trasladar a esta última.
Pareciera tratarse de una suerte de animal fantástico cuyo longitudinal torso culmina en dos sintéticas cabezas. Esta figuración emerge al asociar las tres perforaciones que poseen cada una de estas áreas con ojos y nariz. En este sentido, la pieza recupera ciertos modos del dibujo infantil.
Las referencias al universo infantil, aunque siempre bajo una perspectiva sombría, lindante con lo siniestro, y las personificaciones de objetos, son una constante en la obra de Schiavi. A veces estos aspectos se conjugan y otras se desarrollan de manera aislada. Un ejemplo del primer caso lo constituye la instalación
Te quiero (Espacio Giesso, 1992), en donde pequeños osos de peluche que portan carteles con frases amorosas se vuelven aterradores debido a una particular ambientación lumínica y sonora. Ejemplo del segundo caso es
Línea de amoblamientos Schiavi (Espacio Giesso, 1991), en donde diversos muebles son modificados y adquirieren cierto carácter corpóreo. Dentro de esta misma vertiente pueden ubicarse varias de las obras que llevó a cabo durante los años 2000.
Como muchos artistas de los años noventa, la formación artística de Schiavi no proviene de su paso por escuelas de arte. De niña y adolescente concurrió a talleres particulares. Luego estudió arquitectura durante dos años y más tarde tomó cursos de diseño de objetos y de decoración. En la década de 1970 asistió al taller de Antonio Pujía y al de Aurelio Macchi y en el año 1980 al de Jorge Demirijian (1). En 1987 formó parte de la clínica de obra que Pablo Suárez dictaba en el Centro Ciudad de Buenos Aires (actual Centro Cultural Recoleta). En este marco conoció a Miguel Harte y Gustavo Marrone con quienes realizó al año siguiente, y en aquel mismo Centro Cultural, su primera exhibición importante. La misma fue celebrada por el escritor y crítico de arte Miguel Briante y por el periodista y artista Jorge Gumier Maier como ejemplo de la emergencia de una nueva creatividad (2).
Durante los años noventa Gumier Maier acompañaría la carrera profesional de Schiavi en calidad de curador de la Galería del Centro Cultural Ricardo Rojas, espacio donde la artista llevó a cabo varias exhibiciones. De hecho, fue en ocasión de una de las muestras antológicas de dicha galería que Schiavi mostró por primera vez las
Cintas (
El tao del arte, Centro Cultural Recoleta, 1997).
En 1998 la artista presentaría otras elaboraciones de este motivo en
Bairon-Pastorini-Schiavi, exposición colectiva también curada por Gumier Maier en el Centro Cultural Parque de España de Rosario.
Entre 2004 y 2008 Schiavi coordinó junto a Tamara Stuby y Estaban Álvarez la residencia de artistas El Basilisco. Asimismo, se ha desempeñado como curadora de múltiples exposiciones de arte contemporáneo.
por Natalia Pineau
1- Adriana Lauria y Enrique Llambías, Cristina Schiavi. Obras 1991-2002 [en línea], Buenos Aires, Centro Virtual de Arte Argentino, disponible en:
http://www.cvaa.com.ar/02dossiers/schiavi/03_schiavi_00.php.
2- Miguel Brainte, “Riego Cumplido. Pintura Más joven”, Página/12, Buenos Aires, martes 7 de junio, p. 13; Jorge Gumier Maier, “Marrone, Schiavi, Harte”, Fin de siglo, Buenos Aires, junio de 1988, p. 70.
Bibliografía
1997
GUMIER MAIER, Jorge, El tao del arte, Buenos Aires, Centro Cultural Ricardo Rojas-Centro Cultural Recoleta, reprod. p. 37.
GUMIER MAIER, Jorge y Fabián Lebenglik, El tao del arte [suplem.], Página/12, Buenos Aires, reprod. p. 7.