Comentario sobre Paneles en sombra
Mudando la identidad de los objetos banales, Louise Nevelson los transforma en componentes de una nueva totalidad.
Paneles en sombra (1961), un bajorrelieve en pequeña escala, vertical, largo y estrecho, utiliza piezas de madera cubiertas por la austeridad del no color para crear una obra que es a la vez abstracción formalista y materialidad evocativa. La obra es claramente frontal; la composición, prácticamente bisecada, es una colección cuidadosamente organizada y muy sugestiva de objetos de formas abstractas mezclados con cachivaches encontrados al azar. Aliando lo analítico con lo imaginativo, la mitad izquierda presenta formas claras y contundentes colocadas de modo caprichoso; la porción derecha es una acumulación de tiras de madera verticales que enfatizan la linealidad. En la alternancia de fragmentos bastos y maltratados de madera con trozos cortados en ángulos nítidos,
Paneles en sombra equilibra cierta densidad y complejidad con la serena simplicidad de las formas, evocando nociones de sistemas, redes y maquinarias.
En la década de 1950, luego de años de pobreza e indiferencia de la crítica, Louise Nevelson desarrolló la práctica escultórica por la cual ganaría un reconocimiento crítico significativo y se volvería conocida: la elaboración de esculturas abstractas en madera. A mediados de los cincuenta produjo su primera serie de esculturas de paisajes en madera negra, incorporando desechos y objetos perdidos que, en sus primeros años, encontraba en las calles de Nueva York. Con frecuencia se han citado sus propias palabras sobre la práctica de hurgar, que para ella tenía una íntima relación con su proyecto más amplio: “Al reunir cosas que otros tiraron, se les da vida, una vida espiritual que sobrepasa la vida para la cual fueron originalmente creadas”. Justamente esa capacidad de Nevelson para extraer la espiritualidad de esos materiales crudos la llevaría a ser aclamada por la crítica tres años antes de realizar
Paneles en sombra, gracias a la publicación, en 1958, del artículo “La escultura de Louise Nevelson” por Hilton Kramer en
Art Magazine. Al año siguiente,
Dawn’s Wedding Feast, una instalación del tamaño de una habitación en el Museum of Modern Art de Nueva York, señalaría el inicio de cuatro décadas de destacada actividad. En 1962 participó en la Bienal de Venecia, donde quizás expuso
Paneles en sombra junto a otras obras que componían una instalación creada para ese evento. Ese mismo año la pieza del MNBA ganaría el Premio Internacional de Escultura del Instituto Di Tella con el apoyo del influyente crítico argentino Jorge Romero Brest y del historiador del arte y político Giulio Carlo Argan.
Paneles en sombra se sumó a la colección Di Tella tal como estaba especificado en las bases del premio. Al hablar de la obra de Nevelson durante la prolongada discusión del jurado, Romero Brest declaró: “Creo que sus obras son las más importantes en este momento dentro de la escultura universal […] Encuentro que se dan en ella todas las condiciones de un escultor. Toda […] [su obra] es una curiosa mezcla de constructivismo y técnica, y al mismo tiempo emplea una concepción espacial muy variada, porque mirando bien, cada cuadrado tiene solución de formas que no se repiten aunque parezca, cuando se lo observa en profundidad. Pero si uno lo mira detenidamente, cosa que sin duda Uds. [el jurado] han hecho, se ve una riqueza de concepción dinámico espacial que en mi opinión constituye un valor excepcional” (1).
Aunque posteriormente empleó otros materiales como metal, plexiglás, plástico, acrílico, aluminio, magnesio, papel, acero Cor-ten y esmalte, serían las esculturas abstractas y los paisajes en madera, que fabricaría hasta su muerte, los que pondrían a la artista rusa en el camino de convertirse en uno de los referentes del arte estadounidense.
Los críticos generalmente emplearon metáforas masculinas para describir el uso que hace Nevelson de la madera y lo relacionaron, sobre todo por su gran escala, con el trabajo de su padre en la industria maderera. Sin embargo, para la artista su obra tiene una sensibilidad claramente femenina, afirmando que es “femenina y delicada: puede parecer fuerte, pero es delicada. La verdadera fuerza es delicada. En ella está toda mi vida, y toda mi vida es femenina” (2). La obra de Nevelson transita a menudo las tensiones entre lo delicado y lo potente, integrando lo colosal conjurado por la referencia a algo tan vasto y plural como “la vida entera”. Sus esculturas en madera –algunas de ellas formas independientes que han sido llamadas “paredes escultóricas”, otras colocadas horizontalmente sobre superficies o colgadas verticalmente de las paredes– contienen y están compuestas por trozos de madera y objetos tan diversos como madera balsa, ruedas, perillas y tablas de sillas pintadas de un solo color, generalmente negro (aunque también ha usado el blanco y el dorado). Con respecto a sus trabajos primordialmente monocromáticos, la artista afirmó en una entrevista posterior en unos diez años a
Paneles en sombra que “Los pinté, como saben, de un solo color. Para mí de todos modos el negro no es negro y el color no es color en sí. Si queremos analizarlo, el color es un arco iris y es tan fugaz como todo lo que hay en la tierra. Y a cada minuto está cambiando con la luz” (3).
Nevelson, por otro lado, reverenciaba el cubismo, sobre el cual señaló que “asigna un bloque de espacio para la luz, un bloque de espacio para la sombra” (4). Así pues,
Paneles en sombra, y en especial su título, parece relacionarse con la reflexión de la artista sobre las posibilidades de transformación activadas cuando la iluminación, el color y la estructura se aúnan provechosamente.
por Alexis Salas
1— Argan; Romero Brest y Sweeney, 1964, [s.p.].
2— Louise Nevelson y Jill Godmilow (dir.), Nevelson in process. New York, canal de televisión WNET, 1977, 28 minutos.
3— Arnald Glimcher, Oral history interview with Louise Nevelson, 1964 June- 1965 Jan 14, Archives of American Art, Smithsonian Institution, enero de 1972.
4— Robert Hughes, “Art: Tsarina of Total Immersion”, Time, New York, 16 de junio de 1980, p. 76.
Bibliografía
1964. ARGAN, Giulio Carlo; Jorge Romero Brest y James Johnson Sweeney, “Discusion de un jurado. Premio Internacional de Escultura Instituto Torcuato Di Tella 1962”, Cuadernos del Instituto, Buenos Aires, Editorial del Instituto, n. 2, [s.p.].