
S/T
Santilli, Marcos. c. 1972
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 9197
Obra No Exhibida
Ana Eckell pertenece a la generación de artistas que comenzaron a intensificar su actividad en la escena porteña al término de la dictadura militar a comienzos de la década de 1980. El candidato presenta un particular retrato de los políticos en campaña que poblaron los medios masivos durante el nuevo período democrático. La marcha de los personajes despliega la apariencia ambigua de una sucesión de figuras que bien podrían pertenecer a un solo ser desdoblado, en metamorfosis o de semblante múltiple; tal como muchos de estos actores sociales eran (y son) percibidos en la puja política en Argentina. En este sentido, las imágenes de Eckell perturbaban el entusiasmo cultural de la nueva era democrática con los rostros bestiales de los arquetipos políticos en los que reverbera la violencia y sus ansias de poder.
Formada en las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, Eckell comenzó a exponer a fines de la década de 1970. En 1984 fue distinguida, junto con Carlos Alonso y León Ferrari, en la primera Bienal de Artes Visuales de La Habana. En 1985, un año antes de la ejecución de la obra del MNBA, la artista había formado parte de la representación argentina en la XIII Bienal de París y en la XVIII Bienal de Arte de San Pablo.
La pintura de Eckell de este período asume rasgos neoexpresionistas, es decir, revela ciertas afinidades con el dibujo satírico social de los artistas expresionistas alemanes y de la Nueva Objetividad. Su procedimiento pictórico consistía en partir de una sucesión de manchas de color directas sobre la tela preparada para luego explorar las formas y acentuar algunas de ellas con trazos ejecutados por arrastre o toques violentos del pincel. El contenido de la obra surgía por una serie de asociaciones emocionales luego de la pura gestualidad. Su línea juega con independencia y a la vez devela una figuración cargada de movimiento. La vibración cromática reina para imprimir el carácter violento de sus figuras. Los ojos de miradas extremadas y los dientes blancos exhibidos en aparentes sonrisas o feroces fauces son característicos de su iconografía poblada de bestias antropomórficas y humanoides animalizados.
1997. “Colección del Museo Nacional de Bellas Artes”, Summa+, Buenos Aires, febrero, reprod. color.
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