Comentario sobre Pintura abstracta con connotaciones de danza
Kenneth Kemble fue uno de los protagonistas de un momento bisagra para el arte argentino que tuvo lugar entre el año 1956 y los primeros años de la década del sesenta, cuyos ejes conceptuales fueron la idea de “muerte del arte” y la desintegración del objeto artístico tradicional. Autor de la idea y organizador de la exposición
Arte destructivo (1961), netamente rupturista y experimental, Kemble había optado desde 1956 por el collage como uno de sus medios artísticos predilectos incorporando a la obra diversos materiales considerados hasta ese momento extra-artísticos, tales como papel de lija, trapos rejilla, ropa interior de mujer manchada, chapas, maderas, arpilleras, clavos y vidrios, entre otros, todos con las correspondientes huellas del tiempo y del uso. Sus obras producidas entre 1956 y 1963 corresponden a lo que Marcelo Pacheco ha llamado la “gran ruptura”.
A partir de 1963 el desarrollo de Kemble tuvo un carácter más llano, y aunque pasó por diferentes etapas ya no produjo rupturas tan radicales. Sin embargo, el collage continuó siendo una de sus modalidades artísticas más recurrentes, que Kemble combinó con un tipo de realización más compleja. Más allá de sus conocimientos de las teorías clásicas sobre el dibujo y el color, otros principios teóricos comenzaron a ser utilizados en la elaboración de sus obras y como consignas de su enseñanza artística. Por un lado afirmaba que “el material es el que dicta la obra”, lo cual favorecía la utilización de materiales diversos además de los tradicionales; por el otro decía que “nada es en sí en el arte”, idea que impulsaba la combinación e interacción de materias y colores que producían de manera ineludible influencias contextuales entre sí. Estos lemas en los cuales creía, y sobre cuya eficacia se jactaba, deben haber sido utilizados en el proyecto de realización de
Pintura abstracta con connotaciones de danza.
La construcción de sus obras implicaba un procedimiento en tres pasos: el primero era la composición de un collage con trozos de papel o tela pintados por el artista, incluyendo papeles cuyo corte realizado a mano por él se hacía notar
ex profeso.
El paso siguiente consistía en formar una “ventanita” –denominación usada por el artista– con dos eles de cartón de
passepartout y jugar con ella superponiéndola sobre las distintas combinaciones de los materiales hasta elegir un fragmento de la composición anterior. De esa operación surgía la obra elegida en “estado de collage”, que a continuación era fotografiada para ser más tarde proyectada a tamaño mayor sobre una tela y ser pintada en acrílico. De este último paso resultaba la obra final.
Pintura abstracta con connotaciones de danza es un ejemplo de este proceso. Las obras terminadas resultan pinturas en gran parte abstractas con huellas de cierta figuración. En ellas se han combinado por lo menos dos o tres fragmentos muy diversos en complementariedad o disonancia tanto formal como de color. En la pieza del MNBA el artista combinó una zona similar a un estampado decorativo o textil y otra parte en la cual citó sus grandes pinturas gestuales en blanco y negro de los tempranos sesenta.
Kemble mismo había encontrado cierto correlato entre este tipo de pintura y una tendencia del arte feminista americano llamada
pattern painting. Surgida a fines de los años sesenta, dicha tendencia, practicada por un grupo de artistas californianas en oposición al minimalismo, consistía en una pintura de figuras relacionadas con las artes decorativas y el estampado de telas.
por Mercedes Casanegra