En el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta la exposición Bicentenario: Imágenes paralelas - siglo XIX a 1940, primera parte de una muestra dividida en tres períodos que se exhibirán durante el año. En esta ocasión se presenta un conjunto de pinturas y fotografías de su patrimonio a través de las miradas de diferentes artistas.
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Durante la primera mitad del siglo XIX hubo un intenso desarrollo de las artes plásticas en nuestro medio, desde los artistas viajeros, pintores, dibujantes y grabadores que dieron testimonio de los inicios de la Gran Aldea, sus habitantes y episodios de nuestra historia bélica, hasta una generación de artistas nacidos en nuestro suelo. En tanto la fotografía llegó a la Argentina en 1840, poco tiempo después de haber sido inventada en Francia en 1839. La República Argentina, se valió de esta nueva técnica para registrar e ilustrar su historia. Las primeras fotografías atestiguan cómo era la ciudad y sus habitantes en el siglo XIX, imponiéndose en ellas los dos pilares de la temática fotográfica: el paisaje urbano y el retrato, que también se desarrolló contemporáneamente en las artes plásticas. Sin embargo, en el caso de la fotografía, el retrato tuvo enorme importancia tanto por sus alcances como por el cambio profundo que significó mostrar clases sociales que no habrían accedido, de otro modo, a ser representada por la pintura. Este avance técnico permitió conocer la fisonomía, el vestuario y la actitud de nuestros antecesores. Gracias a la fotografía pudo también percibirse la multitud que participó en las continuas guerras que azotaron al país durante el siglo XIX. Oficiales y soldados posaron en el mismo frente de combate o en los estudios de fotógrafos nativos y extranjeros.
La presente exposición realiza un cruce de ambas técnicas. La idea se materializa haciendo dialogar tomas fotográficas de Alejandro Witcomb o Gustavo Schlottmann con óleos de Prilidiano Pueyrredon y Carlos Descalzo, en las que subyace un idéntico propósito. Asimismo se percibe una misma intención en los suburbios de Buenos Aires representados por Alfredo Lazzari como en los de Juan Di Sandro, en las melancólicas escenas camperas de León Palliíre y Francisco Ayerza; o en los desnudos de Grete Stern y Libero Badii. Bajo la curaduría de Sara Facio, la obras exhibidas permiten una reflexión en torno a los alcances de la fotografía y la pintura en el contexto local, sus especificidades, y la relación entre dos lenguajes estéticos diversos, y a la vez, complementarios.