El público que en gran número visita el Museo tiene el enorme privilegio de apreciar piezas que ponen en escena ese valor. Si bien las hay de prácticamente todas la épocas, las correspondientes al siglo XIX y comienzos del XX aportan núcleos muy poderosos de sentido. Las obras de arte de finales de ese siglo y las de la actualidad pueden estar aún mejor representadas, y es hacia donde se dirigen los actuales esfuerzos.
Con esta exposición culmina la celebración de los 110 años transcurridos desde la inauguración del Museo –en 1896, a partir de las donaciones de artistas y coleccionistas– hasta nuestros días. A lo largo de ese período la idea del patrimonio y la del significado del museo como institución fue variando; no es más el repositorio donde se guardan las joyas artísticas para que conserven su significado. Ese significado, como si fuera materia orgánica, se deteriora hasta su desintegración si no se reexamina a la luz de los cambiantes contextos de época. Al favorecer la investigación se pueden elaborar nuevas hipótesis acerca de las piezas que se conservan y de sus relaciones con obras de la misma o de otras épocas. Para poner de manifiesto los procesos artísticos e históricos a los que se hace referencia, el Museo cuenta en su colección con evidencias materiales de primer orden de importancia. A diferencia de otras evidencias, las obras de arte están plenas de claves sociales, estéticas, históricas, todas ellas enmarcadas en un atributo cuasi inefable, cambiante y a la vez persistente: el valor artístico. Entre 2004 y 2007 se incorporaron al patrimonio del Museo 13 esculturas, 1710 estampas, 66 pinturas, 611 fotografías, 18 dibujos, 13 objetos, una instalación y 7 textiles precolombinos. Un comité especialmente designado para juzgar las adquisiciones y donaciones recomendó ese ingreso al secretario de Cultura de la Nación. Como sucede desde hace más de un siglo, los artistas son quienes mejor comprenden que es necesario donar obras al Museo Nacional para respaldar y legitimar el arte argentino. Los coleccionistas, que fueron quienes más contribuyeron a crear los grandes conjuntos que hoy se exhiben, no superaron las importantes donaciones recientes de las familias Hirsch y Bemberg, posiblemente a la espera de la expansión edilicia del Museo, una de las prioridades del nuevo año. Una empresa, American Express, se destacó por sus donaciones producidas sucesivamente en 2006 y 2007. El Museo agradece a todos ellos por comprender cuál es su misión, y también a la Asociación de Amigos y a los particulares que donaron obras por considerarlo el mejor lugar para que ellas perduren y puedan ser apreciadas por las nuevas generaciones.