Comentario sobre Sueño Nº 16 (Sirena del mar)
La combinación de fotografías y elementos gráficos constituyó un recurso muy frecuentado por Grete Stern en sus inicios profesionales en Alemania. Junto a su socia Ellen Auerbach creaba piezas a menudo dirigidas a la promoción de productos de consumo. Algunos
foto-reclame fueron exhibidos en Buenos Aires en la exposición que Stern y su entonces marido, Horacio Coppola, realizaron en el local de la revista
Sur en 1935. Pero ciertamente esta ciudad, que sería su lugar de adopción, no era muy receptiva aun a este tipo de propuestas y el estudio que abrió aquí proyectando dedicarse a la publicidad tuvo una muy corta vida. No obstante, el fotomontaje no desapareció del horizonte creativo de Stern. Además de emplearlo en algunos trabajos vinculados con el diseño gráfico, fue el recurso para plantear algunas de las imágenes hoy más reconocidas de su trabajo.
Al célebre
Madí (1947), que muestra la afinidad estética de Stern con el movimiento vanguardista, le siguió enseguida una larga serie de piezas producidas como ilustraciones de sueños. Se trata de ciento cuarenta fotomontajes preparados para la sección “El psicoanálisis le ayudará” de la revista “femenina”
Idilio. A partir del relato de un sueño enviado por alguna lectora, Gino Germani (creador del consultorio psicológico junto con Enrique Butelman) y la fotógrafa conversaban sobre la interpretación y el esquema general del fotomontaje. Luego, el método de trabajo de Stern consistía en combinar imágenes de su propio archivo (a veces también del de Coppola) con fotografías
ad hoc en las que hacía posar a su hija o a su empleada. Para
Sirena de mar, por ejemplo, empleó
Desnudo I (1946) –también en la colección del MNBA (Inv. 9923). Recortó e inclinó el fragmento de la figura femenina sobre el que trazó las sombras de los brazos que se acercan (1).
Por el ensamble de objetos dispares y el interés en el mundo onírico, los fotomontajes de Stern establecen un lazo con el surrealismo. Pero a la vez, se apartan del movimiento iniciado a principios de la década del 20 por varias razones. Por un lado, la distancia temporal: para fines de los años 40, el largo trayecto que habían recorrido tanto el psicoanálisis como el surrealismo hacía que la precisa adecuación forma-contenido entre los sueños y el fotomontaje se convirtiera en una suerte de guiño o cita. Por otra parte, se trata de la puesta en imagen de un sueño ajeno y no del propio, mediada además por la palabra escrita y la intención de análisis. Así, los fotomontajes son transcripciones en lenguaje surrealista de la interpretación de la actividad inconsciente de otro y apuntan a generar significados comprensibles para el público lector de la publicación. Sin dudas, por ello Stern recurre a ciertos símbolos convencionales tendientes a evitar el hermetismo o limitar las ambigüedades que podrían producirse al combinar fragmentos sacados de su contexto.
Por otra parte, recordemos que estas piezas fueron pensadas para funcionar junto con los textos preparados por Gino Germani. Debido a las propiedades de cada medio, los fotomontajes y los comentarios escritos funcionan de manera bien distinta. Como lo señaló Luis Priamo, los textos producían un discurso unívoco y taxativo, imponiéndose muchas veces por sobre la imagen, de interpretación más abierta e indefinida. Quizás por eso la estimación de los fotomontajes en el campo artístico tardó en llegar, incluso para la propia Stern, quien entregó los originales a la editorial y sólo el primer año realizó negativos de reproducción. Recién en 1967 se mostraron algunos de estos trabajos con independencia del soporte editorial, dando inicio a una nueva valoración estética.
Sirena de mar es uno de los cinco fotomontajes que existían en el archivo de Stern pero que no se cuentan entre los ciento treinta y seis conocidos a partir de la revista (no pudieron hallarse en ningún archivo cuatro de los ciento cuarenta números de
Idilio en que se publicó la serie). Esto hace que no podamos saber qué título llevó esta imagen en la publicación ni conocer el texto que lo acompañaba. En verdad, tampoco sabemos con total certeza si se publicó. Falta que conozcamos cuatro números de la revista y en lo de Stern había cinco fotomontajes: este pudo ser –o no- el que quedó fuera de
Idilio.
por Verónica Tell
1- Desnudo II, obra que hace pendant con el Desnudo I (MNBA, Inv. 9924), fue utilizada en Cuerpos celestes, una segunda versión, inédita, del sueño publicado en el número 18 de Idilio.
Bibliografía
Priamo, Luis, “Notas sobre los Sueños de Grete Stern”, en Sueños.Fotomontajes de Grete Stern. Serie completa, Buenos Aires, Fundación CEPPA, 2003.
Tell, Verónica, “Latitud-Sur: coordenadas estético-políticas de la fotografía moderna en Argentina”, en Territorios de Diálogo, España, México y Argentina, 1930-1945, Buenos Aires, Fundación Mundo Nuevo, 2006, pp. 195-201.