Comentario sobre Noche de Valpurgis ó La noche de Walpurguis
Artista formado en la escuela valenciana de fin de siglo, donde forjó su amistad con Joaquín Sorolla y Salvador Abril. En 1888 se radicó en Roma, al comienzo como pensionado y luego –casado con una italiana– integrando la numerosa colectividad de artistas españoles que retrató en
Café árabe de 1892. Permaneció en Roma hasta 1921, dedicándose a la pintura de paisajes y costumbres, en particular del pueblo Anticoli Corrado (1). La obra del MNBA, entonces, es una producción temprana de su corta etapa madrileña.
En 1887 presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid
La noche de Walpurgis, de 200 x 400 cm, basada en el
Fausto de Goethe, publicado en 1882 con traducción de Teodoro Llorente (2). Es muy probable que el aquelarre del MNBA sea una versión primera de la obra expuesta, ya que esta no obtuvo ningún reconocimiento y no justificaría en un artista atento a la demanda el hacer una reducción de una obra laboriosa que pasó sin suerte. Otro
Aquelarre (colección particular) con una composición sostenida en una diagonal descendente de izquierda a derecha, más dinámica y con diversidad de figuras, probablemente haya sido un boceto por sus medidas de 30 x 58 cm (3).
El efectismo de Barbasán es notable: ubica en el centro un asno montado por una figura diabólica y desde allí dispone a los costados dos grupos en primer plano con brujas, homúnculos, grifones, esfinges y demonios, y otros dos más retirados poblados de figuras, en el de la derecha con mujeres desnudas: las jóvenes brujas de Goethe. En el plano inferior se observa el perfil nocturno de una ciudad moderna. Hay detalles de dominio naturalista como las pompas que lanza un diablillo que alivian la composición y relacionan el registro del aquelarre con el de la ciudad. Barbasán, alejado de la concepción de Goya, pintó demonios de carnaval, más cercano en la imaginación a un festín báquico. Pero, sin duda, logró un ejemplo extraordinario de la pintura literaria española de fines del siglo XIX, que tiene buena compañía en el MNBA con
La visión de Fray Martín de Vicente Nicolau Cotanda de 1892 (inv. 2884).
Ángel Roverano adquirió, de este modo, otra versión de una obra de gran tamaño expuesta en el salón madrileño, como lo había llevado a cabo con
Doña Juana la Loca de Francisco Pradilla (inv. 2589, MNBA).
por Roberto Amigo
1— Ana García Loranca y J. Ramón García-Rama, Pintores del siglo XIX. Aragón/La Rioja/Guadalajara. Zaragoza, IberCaja, 1992, p. 63.
2— José Manuel Cruz Valdovinos, Otros emigrantes. Pintura española del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, cat. exp. Madrid, Caja de Madrid, 1994, p. 146.
3— Reproducido en Carlos González y Montse Martí, Pintores españoles en Roma (1850-1900). Barcelona, Tusquets, 1987, p. 58. Cruz Valdovinos menciona un Aquelarre en colección particular pero supone que es el expuesto en el Salón de 1887.
Bibliografía
1997. FERNÁNDEZ GARCÍA, Ana María, Catálogo de pintura española en Buenos Aires. Buenos Aires/Oviedo, Universidad de Oviedo/FFyL-UBA, nº 73, reprod. p. 32.