Comentario sobre Pont Saint - Michel (Puente Saint - Michel)
En 1919, finalizada la Primera Guerra, Jules Flandrin volvió del frente y se mudó con su pareja –la pintora Jacqueline Marval– a un
atelier ubicado sobre el Quai Saint-Michel. Desde la ventana de su taller pintó múltiples vistas de los puentes y de la catedral de Notre Dame en las que variaba las condiciones lumínicas. La simplificación y esquematización de la forma, masa y color se vinculaban con las series de vistas urbanas realizadas en la primera década del siglo por sus viejos amigos Albert Marquet y Henri Matisse, quienes habían sido sus compañeros de estudio entre 1895 y 1898 en el taller de Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts.
El paisaje fue el tema central en la carrera de Flandrin: el terreno para conjugar las innovaciones formales con la interpretación de la tradición artística tal como le había inculcado su maestro Moreau (1).
Pont Saint-Michel constituye una de las versiones del puente que Flandrin pintó hacia los años 20. Exhibe la influencia de Maurice Denis y sus ideas sintéticas que postulaban el uso de superficies netas sin modulación basadas en el espectro del gris. Los colores planos abundan y el detalle se simplifica. Las personas y los coches que pueblan la escena están abocetados, resueltos por manchas negras, mientras otras zonas del cuadro, como el agua del río, se componen de pinceladas cortas y vibrantes. Los edificios que se observan sobre la ribera izquierda se vuelven una mole gris apenas modelada por la luz, tal como sucede con la fachada de la catedral en otras obras de la serie (
Notre Dame, bel après midi, 1919, colección privada, París y
Notre Dame, soleil du matin, 1921, colección privada, Grenoble).
En la primera posguerra, la pintura de Flandrin compartió las búsquedas de una generación que apuntaba a reconciliar la modernidad con la tradición, al tiempo que rechazaba la visión fragmentaria del espacio propuesta por las vanguardias más rupturistas. En el espíritu de lo planteado por Marquet, Matisse o André Derain, a quienes la historia rescató luego como figuras señeras, Flandrin apuntó con sus formas simplificadas a construir una visión clásica, pero a la vez sintética y monumental de la Francia de entonces.
por María Isabel Baldasarre
1— Juliet Simpson, Jules Flandrin 1871- 1947. The other fin de siècle. Oxford, Ashmolean Museum, 2001, p. 21 y ss.