Comentario sobre Objeto fantasmal. Escultura objeto
Aldo Paparella se radicó en la Argentina en 1950, luego de permanecer tres años como prisionero de guerra en Francia tras combatir con el ejército italiano en la campaña de África durante la Segunda Guerra. Plenamente inserto en el medio local realizó tallas directas abstractas en piedra y madera, luego trabajó con hierro y chapa de aluminio, batida y golpeada, de manera agresiva acorde con el informalismo. Consciente de la renovación de los lenguajes elaboró el problema del objeto –por ejemplo en las series
Muebles inútiles,
Artefactos,
Vitrinas− aunque regresó al concepto de la escultura de bulto.
El aspecto central de la obra de Paparella es la raíz en la mediterraneidad, sin duda en
Objeto fantasmal –probablemente expuesta en la galería Van Riel en 1972– este punto se encuentra claramente manifiesto. El artista cubre con yeso una estructura de madera, cartón corrugado y tela. La apariencia de columna partida, una imagen de la ruina clásica, se subvierte en que esta se presenta atada con sogas –que el yeso también ha cubierto–, afirmando la fragilidad de la materia pero también constituyéndose en fardo. El blanco potencia la sensación fantasmal, misteriosa y mágica, más si escenográficamente se monta en una caja negra para contener al objeto. La línea hacia lo teatral está fuertemente presente en la obra de Paparella –por ejemplo en los ensamblajes
Sugerencias–, y esta es otra impronta de la herencia clásica de su creación.
La relación con su lugar natal Minturno –su última estadía es contemporánea a
Objeto fantasmal en 1972– es fortísima. Tiene Paparella una mirada temporal y a la vez activa de un horizonte cultural que siente suyo: “cada día saca de su vientre hinchado de civilización, fantasmas carcomidos por el tiempo” (1). Aquí está el objeto fantasmal: la antigua civilización greco-romana que es también la nostalgia de la infancia. En este sentido, en 1971, al referirse a estas obras, escribió: “Viejos recuerdos afloran constantemente en mi mente cálida, cuando de muchacho mi padre me llevaba por su mano callosa de campesino culto a la antigua Minturno, allí se abrían mis ojos a la luz: ayer y hoy, siempre soñé con esos fantasmas blancos, calcinados por un sol implacable” (2). De este modo, la idea de “monumento” que implica el pasado común apela aquí a la memoria individual, afectiva.
Entre 1971 y 1976 el artista realizó esta serie de esculturas bajo la premisa de
inútiles. La inutilidad no se refiere a la condición del objeto, sino al lugar poético, al lirismo, que el artista debe ocupar con su obra frente al consumismo de la sociedad contemporánea (3). Esta posición –asociada al libre albedrío– era una defensa contra el dominio de la sociedad de consumo y la reducción del artista al vendedor de mercancías. Su meta es la de un humanista cristiano: “el artista debe estar detrás de Dios, escuchando la fatigosa respiración que le causan sus hijos y un mundo convulso” (4). Para ello, la imagen debe ser fantasmal, esencial, con suficiente distancia para causar impacto en el espectador, que es hoy un “hombre destrozado” por el mercantilismo y la ausencia de fe. Un sujeto en ruinas.
El mismo Paparella señaló cuál era el motivo de su ser escultor: “Mi enorme preocupación es ir al encuentro de una imagen mágica, fantástica, reveladora de un mundo subjetivo, en busca de lo oculto que al fin y al cabo es la poesía.
Cuando se llega a esta conclusión no importa más nada, si las obras son de cartón, de yeso, de trapo, de madera, etc. El material está reducido a ser el medio y no el fin”.
por Roberto Amigo
1— Aldo Paparella, “Vencí a la 8va Armada Inglesa” en: Aldo Paparella, Cosas. Buenos Aires, Art Gallery International, 1975, p. 34-35.
2— Aldo Paparella, [Presentación] en: Ayer y hoy: Paparella, cat. exp. Buenos Aires, Galería Van Riel, 1971.
3— Véase: Aldo Pellegrini, [Presentación] en: El artista y el mundo del consumo. Libero Badii, Horacio Coll, Enio Iommi, Alberto Heredia, Aldo Paparella. Buenos Aires, Galería Carmen Waugh, 1971.
4— Aldo Paparella, Proposición. La neoescultura en mi tiempo, cat. exp. Buenos Aires, Galería Van Riel, 1972.