Comentario sobre Malaria
“Intenté para la Exposición [romana de 1883] una primera obra y pinté
Malaria, preocupado por parecerme a Caravaggio o Ribera”, escribe Giulio Aristide Sartorio en sus memorias autobiográficas, y rememorando las aventuras del cuadro, señala que en vez de ser adquirido por el gobierno terminó “en manos de Sommaruga que lo vendió en América” (1).
En la concepción de esta pintura, cuyo título oficial era
Dum Romae consulitur, morbos imperat, el pintor, que en ese momento se hallaba en los comienzos de su carrera, se había prometido a sí mismo trabajar en un tema “ni moderno ni antiguo, ni clásico ni realista” que le permitiese “aprovechar sus cualidades de dibujante, y que, de manera indeterminada” alimentara “su sensibilidad de paisajista” (2). Buscaba así la oportunidad de hacerse conocido y apreciado en el ambiente artístico de la capital, donde hacía poco había comenzado a trabajar como ilustrador de la
Cronaca Bizantina, la revista fundada por Angelo Sommaruga en 1881, en torno de la cual gravitaban jóvenes artistas e intelectuales de valor, como Francesco Paolo Michetti, Gabriele D’Annunzio, Giosuè Carducci, Edoardo Scarfoglio.
La escena dramática de la madre desesperada frente al cuerpo del hijo muerto, en un paisaje de desolación envuelto en una luz crepuscular –reinterpretación en clave moderna del tema tradicional de la Piedad– no pasó inadvertida. La obra estaba impregnada de actualidad por sus referencias al verismo perturbador de Giovanni Verga y a los modelos pictóricos derivados de este (en primer lugar los de Teofilo Patini) además de remitir al efectivo estado de miseria e insalubridad de las lagunas pontinas. Aunque no obtuvo el pleno reconocimiento de la crítica esperado por Sartorio, se la consideró “muy vigorosa y pintada con una impetuosidad de verdadera alma de artista” (3). Sin embargo, suscitó la sospecha de que si el pintor hubiera “proseguido el camino al cual lo había empujado su ímpetu juvenil”, muy pronto habría perdido las simpatías del público: “desenfreno de forma y de modelado”, de hecho, tan conformes al tema de la obra, no serían ciertamente adaptables a otros temas menos trágicos “y no siempre se encuentra la malaria para poner límite a las ligerezas de un prodigio” (4). Este comentario daba a entender que el articulista no había captado ni siquiera mínimamente la intención de Sartorio de plasmar su propio lenguaje figurativo sobre la base de los grandes ejemplos de la pintura del siglo XVII según meditadas referencias analógicas y no imitativas.
Por otro lado, tampoco el propio Nino Costa pareció darse cuenta del inteligente propósito del pintor, y señalando que la obra poseía “mucho nervio” y que “bajo la maraña de color hay sentimiento indudable en las dos figuras”, juzgó negativamente la representación pictórica del paisaje “seco, pobre de forma” e incapaz de traer a la mente “la humedad pegajosa y caliente de la malaria” (5).
El cuadro, como documentan las memorias del pintor, fue llevado a Buenos Aires por Sommaruga en 1885. A través suyo ingresó al mercado artístico de la ciudad, en ese momento muy interesado en el arte italiano contemporáneo (6) Perteneció a la coleccionista Susana R. de Quintana, que lo donó al MNBA en una fecha anterior a 1910, como resulta del inventario del Museo iniciado a partir de esa fecha, y en el cual la obra figura como ya presente (7).
por Silvestra Bietoletti
1— Giulio Aristide Sartorio, 1907, p. 619- 634.
2— Así recordaba Sartorio su intención en la autobiografía La favola di Sansonetto Santapupa, publicada en La Rassegna Nazionale, Roma, a. 51, vol. 5, 1926-1929, p. 108 y ss., actualmente en Pier Andrea De Rosa y Paolo Emilio Trastulli (cur.), 2005, p. 193.
3— F. Fontana, 1883, p. 122-123.
4— L. Bellinzoni, 1883, p. 79.
5— Nino Costa, 1883.
6— María Isabel Baldasarre, Los dueños del arte. Coleccionismo y consumo cultural en Buenos Aires. Buenos Aires, Edhasa, 2006, en especial el primer capítulo.
7— Archivo Schiaffino, MNBA, ficha sobre la obra de Sartorio, inv. 5529.
Bibliografía
1883. BELLINZONI, L., Guida critica della Esposizione Artistica Internazionale di Roma. Roma, Fratelli Treves, p. 79. — COSTA, Nino, “Prima Esposizione Internazionale di Belle Arti in Roma, parte XI”, Gazzetta d’Italia, Roma, 21 de mayo. — FONTANA, F., Pennelli e scalpelli. Esposizione Internazionale di Belle Arti Roma 1883. Milano, p. 122-123.
1907. SARTORIO, Giulio Aristide, “Le confessioni e le battaglie di un artista. Note autobiografiche di G. Aristide Sartorio”, Il Secolo XX, nº 8, agosto, p. 619-634, reprod. byn p. 620.
2005. De Rosa , Pier Andrea y Paolo Emilio Trastulli (cur.), Giulio Aristide Sartorio. Il realismo plastico tra sentimento ed inteletto, cat. exp. Orvieto, Arte Cultura Sviluppo, p. 127-197.
2006. MIRACCO, Renato, Giulio Aristide Sartorio 1860-1932, cat. exp. Firenze, Maschietto, p. 230-231, reprod. byn p. 231.