Comentario sobre Salomé
Francesc Masriera se formó en el taller de joyería de su padre, instalado de joven en Ginebra para aprender la técnica del esmalte, comenzó también allí a practicar la pintura al óleo. En 1865 se trasladó a París y tomó lecciones en el taller de Alexandre Cabanel, hecho que explica la gran maestría técnica de su pintura. A partir de 1878 participó en las exposiciones nacionales de Madrid, recibiendo ese año una medalla de segunda clase con su obra
La esclava ya enmarcada dentro del género orientalista. Asimismo, fue un asiduo expositor de la Sala Parés de Barcelona. Tanto él como su hermano Josep se contaron entre los pintores más célebres de Cataluña en la segunda mitad del siglo XIX y particularmente Francesc se destacó como retratista favorito entre la alta sociedad catalana.
Realizada en 1888, esta obra donada bajo el nombre
La vencida da cuenta de la vertiente orientalista que primaba en el gusto de fines del siglo XIX. La iconografía de esta pintura responde, más que a Salomé, a Judith en el momento en que prepara su espada para avanzar sobre Holofernes. En la línea de las pinturas que se produjeron en Francia hacia estos mismos años, Judith ya no es más representada como una viuda piadosa que se arriesga por su pueblo sino como una mujer que asume y exhibe de modo explícito su sexualidad y donde el goce ante la inminencia de la decapitación del hombre se mezcla con el placer erótico que busca provocar el cuerpo desnudo (1). El fondo, tratado de modo libre y sin referencias espaciales, contrasta con los brillos de las piezas de metal. Los consumidores de estas obras gustaban de su detallismo y del rico trabajo de superficies. La pintura fue adquirida por el coleccionista Parmenio Piñero al poco tiempo de su realización. En 1889 ya figuraba en su colección y en este contexto la crítica la leyó en clave orientalista y la asimiló a Judith al señalar que se trataba de una “mujer tipo árabe” de mirada triste “como quien llora la libertad a la patria perdida”.
por María Isabel Baldasarre
1— Erika Bornay, Las hijas de Lilith. Madrid, Cátedra, 1990, p. 210-211.
Bibliografía
1889. DE VELASCO, Luis R., “Apuntes artísticos”, El Nacional, Buenos Aires, 9 de septiembre, p. 1.