
A la puerta Bony ta
Laren, Benito Eugenio. 2003
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 11968
Obra No Exhibida
Le Moulin de la Galette (1994) de Benito Laren es una cita de la obra homónima realizada por de Vincent Van Gogh en c. 1886-1887 e integrante de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Se trata de una copia fidedigna del original pero en espejo, invertida en cuanto a su disposición. Ello se relaciona con la técnica empleada por el artista. Ubicando una reproducción de la obra de Van Gogh por debajo de una placa de vidrio, Laren llevó a cabo un calco exacto de la misma con pintura acrílica. Tras siete capas de esta pintura y de adherirle brillantina en algunos sectores, “selló” el material adosándole por encima otra placa de vidrio. Luego el artista dio vuelta la obra, convirtiendo esta última placa en su parte trasera y la placa-soporte del material plástico en su parte frontal.
Esta obra fue pintada en San Nicolás de los Arroyos (Provincia de Buenos Aires), ciudad natal del artista y en donde pasó gran parte de su vida. Allí hizo el secundario en un colegió industrial del que se graduó como técnico químico en 1983. Al año siguiente ingresó a trabajar en la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA). Como el espacio en el que desarrollaba sus tareas no tenía aberturas, en 1985 decidió pintar una ventana. Así nació su primera obra: Desde mi temperamental ventana, una reelaboración realizada en témpera sobre cartón (materialidad a la que alude el título) de una imagen de la artista Anikó Szabó. Entusiasmado con el resultado, comenzó a pensar en la posibilidad de transformarse en artista, acontecimiento que sucedió en 1987 (1).
En efecto, aquel año, Alberto Juan Bacoñski se reinventó como Benito Laren. El nombre lo tomó de un compañero del secundario con quien tenía un notable parecido, mientras que el apellido respondió a la fascinación que le producía Sophia Loren (2). Pero para encarnar a un verdadero “artista”, esa figura única y original que ha protagonizado el relato de la historia del arte durante siglos, Laren también creó una técnica exclusiva, el “cuadrejo”, y un estilo, el “Pop Oh Art” (3).
El “cuadrejo” proviene de la combinación de la palabra “cuadro” y “espejo” (otro de los cristales que utiliza como soporte), (4) y el “Pop Oh Art”, además de referir a la estética pop de la que muchas veces abrevan sus obras, alude a la onomatopeya que repetían sus tías cada vez que les enseñaba una de ellas: ¡OH!.
La primera pieza que Laren confecciona dentro de estos dos principios es Autorretrato nº1 (1987) (5), género con el cual termina por completar los requerimientos para su transformación en un verdadero “artista”. De este modo, puede decirse que el procedimiento estructurante de su producción es lo metadicursivo; es decir, el trabajar con la misma tradición artística, con sus tópicos o lugares comunes. De hecho, la realización de “obras maestras”, denominación que él mismo emplea para referirse a la reelaboración que desde su técnica lleva a cabo de las obras de otros artistas, como por ejemplo Le Moulin de la Galette de Van Gogh, sería en breve una vertiente central de su producción.
En 1991 su técnica se amplía. De acuerdo a las palabras del artista, ello sucedió a raíz de que “la gente, al ver las obras, decía que se trataba de papeles metalizados. De tanto decírmelo se me ocurrió […] poner papeles holográficos directamente” (6). Es en Buscando precios (1991), y específicamente en la figura de la iglesia, que estos papeles son introducidos por primera vez. Y ante el orgullo que siente por haber realizado dicha obra se agrega un segundo nombre: Eungenio (7).
Ese mismo año también lleva a cabo su primera exhibición individual en la galería del Centro Cultural Ricardo Rojas.
En el marco de la privatización de SOMISA, en 1992 acepta el retiro voluntario e invierte el dinero de la indemnización en un viaje a New York con la esperanza de consagrarse como artista. Sin que ello sucediera, al cabo de once meses regresa a la Argentina.
Instalado en la casa de sus padres en San Nicolás, realiza trabajos ligados a la industria de la construcción y, aunque con menor frecuencia, continúa trabajando en su obra. En 1996 conoce al juez y coleccionista Gustavo Bruzzone y desde entonces, y hasta 2013, se aloja en su casa de Buenos Aires. Esta nueva situación favorece su reinserción en el mundo del arte (8) y comienza a exhibir en diversos espacios e instituciones a nivel nacional e internacional.
Además de los homenajes a artistas consagrados –entre los que incluirá a varios de los que protagonizaron la escena del arte argentino de los años noventa– la técnica y el estilo de Laren configura todo tipo de asuntos y abarca todo tipo de soportes. Entre los primeros se destacan las abstracciones, los platos voladores, los paisajes, los animales, los retratos de celebridades y los modelos de ropa. Entre los segundos, las raquetas de tenis, los teléfonos celulares, las ruedas de bicicletas y las cajas de galletitas.
En 2000 incursiona en el video arte con Laren en la selva y crea su propio país, Larenland, el cual puede visitarse en http://larenland.com/
1- Rafael Cippolini, Benito Laren, Buenos Aires, Mansalva, 2013 y Abigail Winograd, “Benito Laren”, Úrsula Dávila (ed.), Recovering Beauty. The 1990’s in Buenos Aires, Austín, The Blanton Museum of Art at The University of Texas at Austin, 2011.
2- Rafael Cippolini, op. cit.
3- Ibid.
4- Ibid.
5- Ibid.
6- Benito Laren, [Hola Gustavo, te envío un escrito sobre el Tigre…], correspondencia entre el autor y Gustavo Bruzzone, s/f, p. [1].
7- Ibid.
8- Rafael Cippolini, op. cit. y Abigail Winograd, op. cit.
2013 CIPPOLINI, Rafael, Benito Laren, Buenos Aires, Mansalva, reprod. color, p. 56.
Un vasto panorama de arte argentino, con obras de sus mayores representantes
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