Comentario sobre Virgen con el niño y San Juan
La Virgen María, con la mirada hacia el frente, sostiene con su brazo izquierdo al Niño Jesús, quien concentra su atención en la pequeña cruz que sujeta en su mano. A la derecha San Juan niño, de pie y tomado del brazo de la Virgen, señala al Niño Jesús. Las figuras de María y Jesús se destacan contra un fondo de colinas con escasa vegetación y un cielo límpido. La Virgen en compañía de su hijo y San Juan siendo niños es un tema habitual en el arte renacentista. La representación del futuro Bautista señalando a Jesús alude a sus palabras bíblicas: “Mirad el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1, 29-31).
La tabla ingresó al Museo en 1901 como
La Virgen y el Niño de Francesco Raibolini llamado
Francia (1460-1517) cuando se concretó la adquisición parcial de la colección Aristóbulo del Valle. La posterior atribución a Giuliano Bugiardini fue confirmada por Sydney J. Freedberg en 1964 (1), en el marco de las indagaciones sobre la obra que llevara a cabo Celia Alegret.
Bugiardini compartió su formación en Florencia hacia fines del siglo XV e inicios del XVI con Miguel Ángel, a quien conoció en el círculo de los Medici, siendo luego ambos discípulos de Ghirlandaio. Sin embargo, según Freedberg, quien más lo influenció en el caso específico de esta obra fue Rafael. La
Madonna del Prato (Kunsthistorisches Museum, Viena) o
La Belle Jardinière (Musée du Louvre, París), obras de la primera década del siglo XVI en las que Rafael desplegara los recursos formales del lenguaje clásico, fueron ejemplos referenciales para muchos artistas contemporáneos. En nuestra tabla, la configuración del paisaje con colinas de suave pendiente y estilizados árboles así como la serena gracia de los personajes y su armónica interrelación, resultan familiares al lenguaje rafaelesco.
La formación montañosa cerúlea que se ve hacia la izquierda en la lejanía responde a la disposición cromática del paisaje, según la cual los colores tienden a virar hacia la monocromía azul a medida que aumenta la profundidad espacial y que nos remite al recurso de la perspectiva atmosférica que Leonardo empleara frecuentemente hacia esta época. En cuanto a la composición, la diagonal dispuesta desde el ángulo superior izquierdo al inferior derecho, conformada por las figuras de los dos niños, otorga dinamismo al esquema compositivo en tanto que el importante acento vertical que genera la figura de la Virgen y la horizontal del paisaje equilibran y proporcionan estabilidad. Así, esta disposición general propicia una lectura de la escena que desde el pequeño San Juan, claramente iluminado sobre un fondo oscuro y con la mirada hacia el espectador, nos introduce en la escena al tiempo que su mano, señalando hacia el sector superior izquierdo, conduce nuestra atención hacia el Niño Jesús.
Juan Corradini restauró esta pintura en 1956. La figura del pequeño San Juan estaba oculta por un enorme repinte, retirado y dejado sin retocar en un área rectangular claramente visible con el fin de evidenciar el estado de la capa pictórica original. El rostro de la Virgen se hallaba en un lamentable estado, en tanto que la figura del Niño Jesús sufría mermas de material que fueron salvadas mediante retoques, imitando la textura original de la superficie pictórica.
por Alejo Lo Russo
1— “Sydney J. Freedberg, 8 de abril de1964”. MNBA, legajo obra 2273.
Bibliografía
1956. CORRADINI, Juan, Cuadros bajo la lupa. Buenos Aires, Mandrágora, il. LXI. — CORRADINI, Juan, Boletín del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, abril-mayo, reprod.