Comentario sobre La Terre et la Lune (La Tierra y la Luna)
En 1906, Eduardo Schiaffino recibió el encargo de adquirir obras de arte en París para la ciudad de Buenos Aires. Fue directamente al taller de Rodin, que en ese momento se hallaba en la cúspide de la fama, y eligió dos obras muy importantes, un bronce de gran tamaño,
El pensador, que había sido erigido unos días antes en París frente al Panteón, y un mármol,
La Tierra y la Luna. Para dar muestra de su agradecimiento por estas importantes compras, Rodin donó al Museo el molde en yeso de una de sus obras más célebres,
El beso, que había triunfado en el Salón de 1898 (inv. 3659).
El pensador llegó en 1909 y fue instalado en la Plaza del Congreso. En esa época, Buenos Aires era la ciudad de América donde Rodin estaba mejor representado y su Museo el primero en poseer un mármol del artista.
La Tierra y la Luna había sido remitida de inmediato pero, por falta de lugar, la obra se exhibió “en efigie”, según escribió Schiaffino a Rodin, o sea en fotografía, hasta la apertura de la sede actual.
Este es en realidad el tercer ejemplar de una composición cuyas dos primeras versiones habían obtenido gran éxito, hecho que incitó a Rodin a retomarla una tercera vez. El primer mármol (National Museum of Wales, Cardiff) había sido encargado por la galería Cassirer de Berlín en 1898, por la suma de 10.000 francos, y fue expuesto fuera de catálogo en el Salón de la Société Nationale des Beaux-Arts de 1899. El segundo, comprado por el Museo Rodin en 1984, fue presentado fuera de catálogo en la exposición Rodin de 1900. Los tres mármoles difieren ligeramente entre sí: el de Buenos Aires es el más grande; hecho que permitió al ejecutante tratar la parte superior como una valva de molusco en cuyo centro aparecen las figuras.
Esta obra, derivada de un
assemblage conservado en el Museo Rodin, es característica del trabajo de Rodin en los años 1890. En efecto, sus investigaciones más personales lo llevaban entonces hacia una escultura reducida a lo esencial, a la manera de los fragmentos antiguos sobre los que el tiempo actuaba librándolos de todos los elementos anecdóticos. Sin embargo, durante este período, el artista continuó produciendo obras susceptibles de ser adquiridas por coleccionistas, algo indispensable para el funcionamiento del taller que, recordemos, empleaba en ese momento a varias decenas de personas. Esas obras eran construidas a partir de figuras que habían sido creadas durante la década anterior para la
Puerta del Infierno. Esto permitía a Rodin avanzar rápido, pues de esa forma las etapas de modelado quedaban eliminadas al aprovechar las innumerables figuras que había modelado anteriormente. La maqueta que sirvió para la ejecución de
La Tierra y la Luna (yeso, Museo Rodin, París) permite identificar los elementos iniciales que fueron completados durante la ejecución del mármol mediante la suntuosa cabellera desplegada en la parte derecha de la composición: la figura femenina acurrucada arriba no es otra que
Andrómeda, figura que era, sin duda, la primera versión de la
Danaïde y que tuvo gran éxito entre los coleccionistas (1).
Aquí fue dotada de la cabeza de
La mártir, y a su lado, Rodin colocó a
La Fatiga, erguida verticalmente y dispuesta de perfil de tal manera que su cuerpo forma un arco tenso, cuando en realidad suele estar recostada horizontalmente. Una vez realizado el
assemblage, el mármol era confiado a un desbastador que pulía el bloque (en este caso F. Ganier), luego a un ejecutante (Jean Durand primero, luego Louis Mathet) que tallaba la composición bajo la dirección de Rodin. La comparación entre el
assemblage original y los tres mármoles pone en evidencia la libertad que reservaba Rodin al momento de la ejecución del mármol: las dos figuras fluidas y sinuosas, completamente descentradas, parecen surgir de un enorme bloque de mármol, uno de los más grandes que salieron del taller del artista, dejado parcialmente en bruto: en la parte inferior, los trazos de ataque con buril fueron conservados intencionalmente mientras que la parte superior está esculpida con mucha delicadeza para evocar las ondas de la cabellera y de las nubes mezcladas.
A continuación, solo era necesario encontrar un título, sugerido a menudo por alguno de los escritores del entorno de Rodin. Este nunca se dejaba guiar por el deseo de representar un tema específico, sino por el de reunir formas que le parecieran adecuadas para complementarse, descubriendo más tarde el sentido de estas nuevas composiciones a la luz del simbolismo. A continuación, el grupo se exponía en el Salón de la Société Nationale des Beaux-Arts –de la que Rodin había sido uno de los miembros fundadores en 1890– o en el marco de alguna de las exposiciones llamadas
Sécession que, como su nombre indicaba, defendían un arte innovador y se multiplicaron con la transición del siglo en Munich, Berlín, Viena, Venecia y Roma.
Por último, si la obra encontraba rápidamente un comprador, Rodin no vacilaba en ejecutar más versiones (por lo menos nueve para
La eterna primavera, de las cuales la octava, adquirida en 1911 por Matías Errázuriz, se conserva en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires) o en hacerla fundir en bronce. También guardaba los moldes de sus mármoles. De ahí que le resultara fácil mandar a hacer una copia de
El beso, cuyo éxito había sido tan grande en 1898 y 1900 que dos versiones grandes en mármol le habían sido encargadas inmediatamente.
por Antoinette Le Normand-Romain
1— El MNBA posee una versión en mármol (inv. 7764), propiedad en su momento del gran coleccionista parisino Jacques Zoubaloff.
Bibliografía
1906. LAWTON, Frederick, The Life and Work of Auguste Rodin. London, Fisher Unwin, reprod. p. 256.
1944. GRAPPE, Georges, Catalogue du Musée Rodin. Paris, Musée Rodin, nº 294 (yeso).
1967. SPEAR, Athena Tacha, Rodin sculpture in the Cleveland Museum of Art. Cleveland, Cleveland Museum of Art, p. 106-107.
1987. BARBIER, Nicole, Marbres de Rodin. Collection du musée. Paris, Musée Rodin, nº 48.
1988. BEAUSIRE, Alain, Quand Rodin exposait. Paris, Musée Rodin, index.
1996. VILAIN, Jacques (dir.), Rodin. Le musée et ses collections. Paris, Scala, p. 96.
2006. LE NORMAND-ROMAIN, Antoinette, “When I consider the honours that have been bestowed upon me in England…”, “Fatigue”, “Head of the Martyr”, “Andromeda”, “The Earth and the Moon”, Rodin, cat. exp. London, The Royal Academy, 2006, p. 122, nº 156-160.