Comentario sobre Retrato de la infanta María Teresa de España
La infanta María Teresa (1638-1683), hija de Felipe IV de España y de Isabel de Borbón, está representada de tres cuartos ante un fondo neutro. Lleva una peluca corta, abultada y rizada en ondas paralelas, adornada con lazos en forma de abanicos o mariposas. El traje se caracteriza por el gran cuello plano que cubre los hombros, rematado por una pieza de gasa plegada. Lo adorna un doble collar de oro sujeto por dos joyeles, uno sobre el pecho y otro sobre el hombro.
El punto de referencia para este retrato es el que pintó Diego Velázquez (1599-1660) hacia 1651-1654, actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York (1). Es una cabeza, tal vez un fragmento de una obra de mayor tamaño, donde la infanta está representada con el mismo tocado. Se relaciona también con un retrato de medio cuerpo conservado en Filadelfia, que podría registrar el estado original del cuadro (2). Aparece con la misma peluca y viste un traje idéntico al del retrato de Buenos Aires, con el que tiene en común, además, el encuadre, la postura, la actitud y la expresión.
A diferencia de la obra de Filadelfia, donde se detallan con precisión los elementos del traje y de la peluca, el cuadro de Buenos Aires presenta un tratamiento diferente en el rostro y en el vestido. El rostro está cuidadosamente terminado y la superficie tiene un aspecto casi esmaltado, sobre todo en las mejillas, con algunos toques de pincel evidentes en la nariz, la boca y los ojos. A pesar de su buena calidad, la expresión carece de la vivacidad que se observa en la cabeza de Nueva York y en la versión de Filadelfia. En el vestido la factura es desprolija, con trazos sueltos y rápidos, y la delgadez de la capa pictórica deja ver la imprimación rojiza. Algunas pinceladas cargadas de materia sugieren los brillos del oro en las joyas, a la manera velazqueña.
Ingresó atribuido a Juan Bautista Martínez del Mazo (ca. 1611-1667), discípulo y yerno de Velázquez, y su principal ayudante desde 1633. Debe haber realizado retratos de la familia real aun antes de 1645, cuando fue nombrado pintor de cámara del príncipe Baltasar Carlos. Los críticos lo señalan como el probable autor de buen número de retratos reales que repiten las composiciones velazqueñas, ejecutados con una técnica muy próxima a la de Velázquez, situación que ha provocado numerosos problemas de atribución.
El retrato del Museo no parece alcanzar el grado de excelencia adjudicado a los retratos de Martínez del Mazo. Rogelio Buendía y Enrique Valdivieso lo ubicaron como copia o imitación de Velázquez. Jonathan Brown manifestó sus dudas sobre la atribución a Del Mazo (3). Para Carmen Garrido, la cabeza, de buena calidad, podría pertenecer a Martínez del Mazo, pero señaló el tratamiento desprolijo del vestido (4). Teniendo en cuenta las dudas que suscita entre los especialistas y los problemas que plantean las repeticiones de los retratos oficiales producidos por Velázquez, hemos ubicado esta obra en el círculo del maestro.
En cuanto a la procedencia, el dato más antiguo lo registra en el comercio parisino en 1932 (5). Es probable por lo tanto que la casa Wildenstein, con agencias en París y Nueva York, lo haya adquirido alrededor de esa fecha y lo haya trasladado a América hacia 1934, año en que fue expuesto en Chicago. Ese traslado está atestiguado por un sello de la aduana francesa, sin fecha, en el reverso de la tela. Pertenecía sin duda a Wildenstein en 1940, según una etiqueta de la exposición realizada ese año en Nueva York (6). A través de la misma firma llegó a Buenos Aires en 1964, donde fue expuesta en ese año y nuevamente en 1966, poco antes de su adquisición por el Museo.
por María Cristina Serventi
1— Óleo sobre tela, 44,5 x 40 cm, colección Jules Bache, inv. 49.7.43.
2— Tela, 61 x 53,5 cm, Philadelphia Museum of Art, colección John G. Johnson. Lleva la inscripción: “LINFANTE MARIE TEREZA.” Es probable que haya pertenecido a la familia real francesa. Julián Gállego, “Velázquez. Ensayos” en: Antonio Domínguez Ortiz; Alfonso E. Pérez Sánchez y Julián Gállego, Velásquez, cat. exp. New York, The Metropolitan Museum of Art, 1990, p. 240-243.
3— Agradezco la gentileza de ambos estudiosos, que brindaron sus observaciones a partir de la fotografía (comunicación oral, febrero de 1999), al igual que al distinguido especialista Dr. Brown (comunicación epistolar, diciembre de 1999).
4— Carmen Garrido vio la obra de Buenos Aires en 1999 y en Madrid reiteró sus observaciones a partir de las fotografías (comunicación oral, julio de 2002).
5— Una nueva observación de las fotografías publicadas por Mayer nos ha llevado a reconsiderar nuestra opinión de 2003 y pensamos que las diferencias que señalábamos con la obra del Museo pueden deberse a la calidad de la fotografía o de su reproducción.
6— Esta etiqueta está pegada en la parte posterior del cuadro.
Bibliografía
1936. MAYER, August L., Velázquez. A Catalogue Raisonné of the Pictures and Drawings. London, Faber and Faber, nº 522, p. 124, il. 180.
1970. BARDI, P. M., “Biografía y estudios críticos” en: La obra completa de Velázquez. Barcelona, Noguer-Rizzoli, nº 109 A, p. 103- 104, reprod. byn (como copia de Velázquez).
1997. FERNÁNDEZ GARCÍA, Ana María, Catálogo de pintura española en Buenos Aires. Oviedo/Buenos Aires, Universidad de Oviedo/FFyL-UBA, nº 382, p. 117 (como Juan Bautista Martínez del Mazo).
2003. SERVENTI, María Cristina, Pintura española (siglos XVI al XVIII) en el Museo Nacional de Buenos Aires. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA, nº 17, p. 76- 80, reprod. color (como círculo de Diego Velázquez).