Comentario sobre Gran potiche
La cerámica Ming, conocida por su estilización y policromía, también mostró una tendencia al arcaísmo reproduciendo prototipos del pasado, como ocurre en este potiche. Los céladon Ming fueron considerados sustitutos de las piezas en metal y equiparados a las de bronce y jade, en este último caso porque su color los vinculaba al mundo natural y a aquel material primigenio y su fuerza mítica (1). Este potiche, término de origen francés que se refiere a los jarrones o jarras con un vientre abombado y una gran embocadura, repitió la tipología de las vasijas rituales de bronce para vino, zun (
樽), de la dinastía Zhou (1050-221 a. C.). El céladon o qing ci (
青瓷) que identificamos por el vidriado de la cubierta resistente del cuerpo, adquirió la tonalidad verde-mar, yingqing (
影青), mediante un proceso de cocción con óxidos de hierro y titanio en una atmósfera reductora con control del oxígeno en la combustión. En las fuentes literarias encontramos varias referencias al término céladon. Por un lado, es una deformación del nombre del sultán Saladino de Egipto (Salah al Din) quien regaló céladon al sultán Nuredín de Damasco en el año 1171. Hoy día se acepta que los franceses llamaron céladon a la tipología longquan por la semejanza de la tonalidad con la de la vestimenta del pastor Céladon, héroe de la novela L’Astrée de Honoré D’Urfé (1568-1626).
La porcelana céladon tuvo su máximo esplendor durante la dinastía Song (960-1279) y cualitativamente fue similar a los céladon de Corea del período Koryo (918-1392) (2). Se mantuvo durante la instauración mongola Yuan (1279-1368) y en la dinastía Ming (1368-1644) mostró una continuidad en el grosor, el tamaño y la decoración, siendo difícil establecer diferencias entre los céladon Yuan y los Ming. La producción de céladon Ming más valorada fue la de Jingdezhen, en la provincia de Jiangxi del sur de China. Lugar muy rico en materias primas para la fábrica de porcelanas, todavía hoy es un centro de producción e investigación (3). Estos hornos estuvieron destinados a la manufactura imperial y alcanzaron su mayor repercusión en la exportación a Japón y Próximo Oriente, como lo demuestra la colección del Museo Topkapi Saray de Estambul (4).
La decoración se estructuró en franjas con un amplio repertorio iconográfico. Repitiendo un módulo siguió el principio artístico de la unidad al infinito. El anillo de la boca y el de los pies presentaron el mismo motivo cuadrangular. En el cuello, las franjas de hojas en grecas chinas también siguieron las formas arcaicas. Entre las hojas se insertaron pétalos de loto de morfología Ming. Al cuerpo se le aplicó en molde la decoración incisa antes de poner la capa de arcilla líquida para su fijación. Motivos entrelazados difusos de formas vegetales acompañaron a la máscara, taotie o shoumian (
兽面), identificada con los ojos del dragón glotón y expandida por todo el anillo. La figura del dragón abundó en la dinastía Ming. Símbolo de la fertilidad, su presencia no faltó en los rituales imperiales como icono del emperador. La primitiva forma de taotie estaba asociada al chamanismo y a los principios espirituales de las dinastías Shang y Zhou (5). Las asas, además de réplica del bronce, simbolizan los lóbulos de las orejas como atributos de Buda. La naturaleza sirvió a la decoración como fuente de inspiración siguiendo la tradición china y configuró el lenguaje de los objetos rituales. Por analogía, sus formas mostraron las relaciones de equilibrio y proporción a la vez que el sentimiento individual o colectivo, taoísta y confuciano. Estos potiches en céladon imitando bronces fueron poco frecuentes. En la base de fondo blanco se incluyó un sello redondo en relieve con una figura de fangding (
方鼎), recipiente de bronce de cuatro patas, aludiendo a las formas arcaicas.
por Esther Espinar Castañer
1— Rosemary Scott, “Archaism and Invention: Sources of Ceramic Design in the Ming and Qing Dynasties” en: George Kuwayama (ed.), New perspectives on the art of ceramics in China. Los Angeles, Far Eastern Art Council, Los Angeles County Museum of Art, University of Hawaii Press, 1992, p. 80-97.
2— AA.VV., Traditional Art Collection. Seul, Leeum Samsung Museum of Art, 2004, p. 32.
3— Rosemary Scott (ed.), “The Porcelains of Jingdezhen” en: Colloquies on Art & Archaeology in Asia, London, nº 16, Percival David Foundation of Chinese Art, 1993, p. 104-121.
4— Regina Kralh, Chinese ceramics in the Topkapi Saray Museum, Istanbul. A complete catalogue. London, Sotheby Parke Bernet, 1986.
5— Sarah Allen, “Art and Meaning” en: George Kuwayama (ed.), op. cit., p. 9-33.