Comentario sobre Presentación de Jacob a Isaac
A la derecha el anciano patriarca Isaac, sentado en una cama, bendice a su hijo menor Jacob mientras su madre Rebeca, a la izquierda, contempla el acontecimiento. La escena se desarrolla en un interior oscuro. Sobre una mesa hay servido un plato de carne asada. El fondo está configurado a la derecha por un paño que delimita el espacio, en tanto que a la izquierda presenta un paisaje crepuscular con una edificación semejante a un torreón en la lejanía.
La obra ilustra el episodio del Génesis (27, 1-29) en el que el patriarca Isaac manifiesta el deseo de bendecir a su hijo Esaú antes de morir y luego de enviarlo a cazar y a preparar un plato con la presa. Rebeca, esposa de Isaac, conociendo sus intenciones, idea el plan de que su hijo preferido Jacob, estando Esaú ausente, se presente ante su padre con un plato de carne asada y un cuero de cabrito en el brazo para parecerse a su velludo hermano, haciéndose pasar por él y obteniendo así la bendición del padre.
Según A. Pérez Sánchez sería esta una obra de juventud que Giordano hizo glosando la tela
Isaac y Jacob (Museo del Prado, Madrid) que realizó su maestro José de Ribera hacia 1637. Si bien Giordano mantiene la disposición de los personajes de Ribera así como la resolución espacial en un estrecho primer plano, la carga dramática de su obra es más intensa
. La relación psicológica entre los personajes se establece mediante un agrupamiento compacto que define dos líneas curvas opuestas configuradas por los cuerpos inclinados de Rebeca y de Isaac quedando entre ambos el joven Jacob. Otro factor que alimenta el dramatismo de la escena es la dirección de las miradas, así mientras Isaac con la cabeza baja bendice a Jacob, este y su madre lo miran intensamente a los ojos expectantes ante el riesgo del descubrimiento del engaño. Por último, un recurso que relaciona la obra de Giordano con la de Ribera es el uso particular de la iluminación focalizada en sectores temáticamente significativos: la luz adquiere un sentido simbólico al concentrarse en la cara y el torso del anciano patriarca, en tanto que los rostros de sus intrigantes parientes permanecen en la penumbra; además los brazos de Rebeca empujando a Jacob y el de este cubierto por la piel del animal, símbolo del engaño, son intensamente iluminados en el sombrío entorno. La paleta cálida dominante y la plasmación realista de los rasgos anatómicos son características que el autor asimila de su maestro y del post-caravaggismo napolitano.
Giordano representó varias veces este tema. Es interesante la comparación de nuestra obra con otra de configuración muy similar,
Bendición de Jacob (Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, Segovia), en la cual la disposición de los personajes sigue los mismos lineamientos; sin embargo, la diferencia más relevante para comprender el rumbo artístico del autor es el desarrollo de la escena en un escenario más claramente iluminado, a diferencia de los intensos contrastes lumínicos de obras juveniles como la de Buenos Aires. En colecciones privadas de Madrid y Roma existen otras versiones (1) de resolución semejante a la de Segovia y por ende a la nuestra. La existencia de versiones se comprende en una época en la que, según Nicola Spinosa, era común la realización de réplicas a pedido de los comitentes (2).
por Ángel M. Navarro - Alejo Lo Russo
1— Sacrificio de Isaac, óleo sobre tela, 45 x 75 cm, colección particular, Madrid. Sacrificio de Isaac, óleo sobre tela, 138 x 221 cm, colección particular, Roma.
2— Nicola Spinosa y Alfonso E. Pérez Sánchez, Luca Giordano. La imagen como ilusión. Napoli, Electa, 2004, p. 120.
Bibliografía
1992. FERRARI, Oreste y Giuseppe Scavizzi, Luca Giordano. L’opera completa. Napoli, Electa, p. 342.
2002. PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso E. (responsable científico), Luca Giordano y España, cat. exp. Madrid, Patrimonio Nacional, p. 222.