Comentario sobre Androcles
Resulta un enigma la procedencia de esta obra de Gérôme ingresada al MNBA como parte de la donación de Ángel Roverano. De acuerdo al catálogo razonado de Gerald Ackerman, Gérôme realizó una pintura casi idéntica al
Androcles y el león del MNBA (1). De mayor tamaño y localización desconocida, Ackerman ubica esta obra hacia 1902, y propone que la misma puede haber sido realizada en relación con el bronce dorado
Les mendiants. Date obolum Androcoli, ca. 1898, en el cual se observa a Androcles parado sosteniendo una vara y al león sentado en calma cerca de él (2).
Si extendemos la datación propuesta por Ackerman a la tela del MNBA, nos situamos en la madurez artística de Gérôme, momento en que – ya constituido como uno de los artistas más exitosos y populares del siglo XIX– (3) su fortuna comienza a declinar al ritmo del languidecimiento de la tradición académica. En los años previos a su muerte, Gérôme volvió sobre temas ya abordados vinculados a la pobre suerte de los primeros cristianos. Por ejemplo,
La rentrée des félins (1902, colección privada) constituye una revisión de
The Christian Martyrs’ Last Prayer, (1863-1883, The Walters Art Museum, Baltimore). La fábula de Androcles, además de presentar un episodio de la antigua Roma, le permitía conjugarla con la temática de los leones solitarios, recurrente en su producción entre 1885 y 1895 (cf.
The King of Beasts, Montana Museum of Art & Culture, Missoula;
Lion Snapping at a Butterfly, 1889, Carnegie Museum of Art, Pittsburgh) (4).
A la luz del modo de trabajo de Gérôme y su búsqueda de un realismo fotográfico, los trazos del pincel que se evidencian sobre la tela del MNBA y la línea negra que dibuja las formas nos hablan de su carácter de boceto o estudio para un cuadro mayor. Frente a las grandes arenas del circo romano que permiten el despliegue de la anatomía humana y felina (
The Christian Martyrs’ Last Prayer o
La rentrée des félins) esta escena intimista actúa como un contrapunto. En la cueva donde el esclavo romano se ha refugiado, lo vemos retirar la espina de la pata del quejoso animal, en el acto que posteriormente le salvaría la vida: el felino lo reconocerá y se tenderá a sus pies en vez de atacarlo como pretendía el emperador. A las fuentes clásicas propuestas como base para esta historia (5) puede agregarse la fábula de Esopo, cuyas versiones circularon ampliamente en siglo XIX.
por María Isabel Baldasarre
1— Gerald M. Ackerman, Jean-Léon Gérôme, monographie et catalogue raisonné. Courbevoie, ACR, 1986, vol. 3, nº 470, reprod. color p. 158.
2– Ackerman, nº S.46, localización desconocida.
3— Además de recibir numerosas distinciones y encargos oficiales, Gérôme se había casado en 1863 con la hija de Adolphe Goupil, responsable de hacer circular exitosamente su producción través de impresos y fotografías.
4— Véase: Albert Boime, “Jean-Léon Gérôme, Henri Rousseau’s sleeping gipsy and the academic legacy”, Art Quarterly, Detroit, vol. 34, nº 1, 1971, p. 3-28.
5— Cf. Exposición del Museo Nacional de Bellas Artes de la República Argentina. Arte francés y argentino en el siglo XIX, cat. exp. Buenos Aires, MNBA, 1991, p. 217.
Bibliografía
2006. BALDASARRE, María Isabel, “Sobre los inicios del coleccionismo y los museos de arte en la Argentina”, Anais do Museu Paulista: História e Cultura Material, São Paulo, vol. 14, nº 1, enero-junio, reprod. color p. 305.