La berge de La Seine (Orillas del Sena)
Monet, Claude. 1880
Más Informaciónsobre la obra
Obra Maestra
Inventario 7743
Obra Exhibida
Sala 11. Arte francés del siglo XIX. Colección Santamarina
Esta pintura plantea algunos interrogantes de orden iconográfico. Generalmente señalado con el título de Puente de Argenteuil, el cuadro es llamado de otra manera por Daniel Wildenstein, el autor del catálogo razonado de las obras de Claude Monet (1), que individualiza más bien en el paisaje representado al puente ferroviario de Chatou (2), visto desde la isla de Chiard. Esta propuesta sería más atendible. En efecto, la obra muestra un escorzo perspectivo, de abajo arriba, de un puente ferroviario de arcos amplios. Pero sucede que el puente de Argenteuil, de igual factura, es un puente vial (Le Pont d’Argenteuil, 1870, Musée d’Orsay, París); el puente ferroviario de la misma ciudad, en cambio, “no está formado por una serie de arcos redondeados sino por una sola arcada en forma de cavidad con compartimentos” que se apoya sobre “cuatro pares de cilindros alargados de cemento” (3), similares a columnas y sin arcos (Le pont du chemin de fer à Argenteuil, 1874, Musée d’Orsay, París). La isla de Chiard, conocida también como “isla de los impresionistas”, quienes la frecuentaron regularmente para pintar en plein air (4), se encuentra a orillas del Sena, en la periferia oeste de París. Toda la zona, constituida por numerosas localidades (Argenteuil, Asnières, Chatou) muy cercanas entre sí, era un destino muy frecuentado los domingos por los parisinos que iban allí a distenderse a la orilla del agua; esos lugares estaban, por lo demás, a solo media hora de la estación Saint-Lazare. Toda la zona, y en particular la isla de Chiard, albergaba, en la riqueza de su vegetación, numerosas viviendas de artistas. El propio Monet alquiló una casa en Argenteuil entre 1872 y 1877, justamente para estar lo más cerca posible de estos temas que tanto lo fascinaban. Verdaderas novedades sociológicas, estas localidades suscitaron el interés de toda la cultura francesa, desde la llamada “masa” hasta las corrientes más sofisticadas de la vanguardia artística y literaria. En sus representaciones de Argenteuil –aunque con ese nombre debe entenderse a menudo una zona mucho más amplia Monet denota cierta ambivalencia. En algunos cuadros ofrece una visión bucólica de la que están ausentes, o casi, la mayor parte de los símbolos de la modernidad, alineándose en ese sentido a la visión de la naturaleza cotidiana de Corot y Daubigny, alejada de lo pintoresco, casi intacta. En otras obras del mismo período, en cambio, los símbolos del progreso industrial alternan y se mezclan con los de la vida rural, como para subrayar una armonía posible entre naturaleza y modernidad. Las imágenes serenas de las regatas (Le bassin d’Argenteuil, 1872, Musée d’Orsay), a menudo representadas por el artista, atraído por los juegos de agua y de luz, alternan asimismo con las arquitecturas metálicas de los puentes modernos, que después de las destrucciones de la guerra franco-prusiana estaban redefiniendo nuevamente el paisaje. El tema de los ferrocarriles había entrado en el repertorio de Monet a partir de 1874, cuando el artista pintó numerosas vistas del Sena y de los puentes que lo atraviesan fuera de París. Entre 1850 y 1870, Francia conoció un gran desarrollo industrial respaldado por la construcción de importantes infraestructuras (ferrocarriles, estaciones, puentes, viaductos) que se insertaron repentinamente en el paisaje urbano y rural, sobre todo alrededor de la capital. En 1871, 16.000 km de red ferroviaria atravesaban ya todo el territorio francés y la pintura no fue indiferente a este hecho. Monet compartió su interés por los motivos ferroviarios con varios precursores de la pintura de tema moderno, como el alemán Adolf Menzel y el inglés William Turner, de quien había visto en Londres la pintura Rain, Steam and Speed durante su estadía entre 1870 y 1871. Los puentes de Monet, al igual que las sucesivas estaciones realizadas en 1877 (en particular la de Saint-Lazare), no constituyen una “serie” en sentido estricto, sino más bien una “secuencia”, según la definición de Grace Seiberling desarrollada en torno de la misma temática. Comparadas con las famosas series de los años 90 (La catedral de Rouen, por ejemplo), estas pinturas no presentan ni una concepción unitaria ni un trabajo de armonización general efectuado en el taller. Como el puente de Argenteuil, también el de Chatou había atraído la atención de numerosos artistas, que lo representaron desde distintos puntos de vista (Pierre-Auguste Renoir, Pont de chemin de fer à Chatou ou Les marronniers roses, 1881, Musée d’Orsay). El cuadro de Buenos Aires constituye un paisaje “puro”, vaciado de la presencia humana, enteramente concentrado en la reacción rápida del artista frente a la naturaleza, traducida aquí en un follaje denso y vibrante, completamente desarrollado en tonalidades frías (azul, verde, amarillo). El punto de vista de la obra –rebajado a un nivel coincidente con la rica vegetación– desde el cual se distingue el puente ferroviario atravesado por un tren en marcha, parece querer subrayar la idea de una modernidad aparecida al artista en forma imprevista y casi por casualidad. Esta obra proviene de la rica colección impresionista de Mercedes Santamarina. El MNBA posee otra obra de Monet, La berge de la Seine (1880), proveniente de la Exposición Internacional de Arte del Centenario, de 1910.
1— Entre las biografías más recientes, véase: M. Alphant, Claude Monet. Une vie dans le paysage. Paris, Hazan, 1993; C. F. Stuckey, Monet. Un peintre, une vie, une oeuvre. Paris, Belfond, 1992.
2— D. Wildenstein, 1974, p. 1875.
3— H. P. Tucker, Monet at Argenteuil. New Haven/London, Yale University Press, 1982, p. 70.
4— Señalemos dos catálogos de exposición dedicados al paisaje impresionista: L’Impressionnisme et le paysage français, cat. exp. Paris, Réunion des musées nationaux, 1985; Landscapes of France. Impressionism and its Rivals, cat. exp. London/Boston, Hayward Gallery/ Museum of Fine Arts, 1995.
1964. NIEULESEU, R., “G. Di Bellio, l’ami des impressionnistes”, Revue Roumaine d’Histoire de l’Art, Bucarest, t. 1, nº 2, p. 222, 278.
1974. WILDENSTEIN, Daniel, Claude Monet. Biographie et catalogue raisonné. Lausanne/ Paris, Bibliothèque des Arts, t. 1, nº 367, reprod. p. 1875.
Obras y recorridos relacionados
Un vasto panorama de arte argentino, con obras de sus mayores representantes
Ver Colección ›Explorá las obras maestras de todos los tiempos en exposición y guarda
Ver Colección ›